En la Saucera del municipio de Tultepec, se respira el miedo. A cuatro días de la exposición de cuatro módulos de pirotecnia, la zona está convertida en un pueblo fantasma, no hay ruido, solo luto e incertidumbre.
Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la PGR, de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, protección civil y autoridades municipales realizan inspecciones para detectar alguna irregularidad.
"La preocupación es que se detenga la venta, aunque nos den permiso de elaborarlo si no hay venta no nos sirve de nada"
Las autoridades municipales informaron que en la demarcación hay más de
500 permisionarios para la producción, traslado y comercialización de
pirotecnia, 171 de ellos en la Saucera, incluso los cuatro módulos que explotaron, aseguran, contaban con permiso, así lo señalaron al desmentir las
declaraciones del titular del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia.
Sin embargo, la clandestinidad existe y convierte en una bomba de tiempo al municipio, pues sin autorización hay quienes ejercen esta actividad, hasta dentro de los domicilios.
Así lo ventilan los restos que quedaron de una explosión ocurrida hace mes y medio en estas viviendas ubicadas en la Calle Azalea, equina Hortencia, del barrio La Piedad, a unas cuadras de la presidencia municipal
En Tultepec se han registrado entre diez y once explosiones en lo que va de la administración, de las cuales seis han sido en la zona urbana.
La explosión de la Saucera, dicen, tiene otra causa. Pues los artesanos, aseguran, implementan todas las medidas de seguridad necesarias para evitar una tragedia.
La calidad de material pirotécnico, es otro de los temas que se discuten.
Unas 30 mil personas, que representan quinta parte de los habitantes de Tultepec, dependen directa o indirectamente de la pirotecnia, por lo que el gobierno municipal se comprometió a defenderla.
El gobierno municipal también desmintió que haya sido suspendida la elaboración y comercialización de pirotecnia en la Saucera, sin embargo, la mayoría de los productores prefieren cerrar sus talleres por miedo, lo que ha impactado en sus ventas.