En México, se estima que el 25% de los adolescentes sufre en diferentes grados de un trastorno de la alimentación. Estos trastornos, que incluyen bulimia, anorexia y atracones, a menudo están asociados con problemas de salud mental más profundos. Sin embargo, la mayoría de los afectados no busca apoyo médico hasta diez años después de experimentar los primeros síntomas de cambio en sus hábitos alimenticios.
El acceso a tratamiento especializado es alarmantemente bajo: menos del 10 por ciento de los adolescentes afectados a nivel nacional e internacional está en tratamiento. La falta de atención temprana y adecuada puede tener consecuencias graves..
La disparidad de género en los trastornos de alimentación es notable: por cada hombre afectado, se estima que hay hasta diez mujeres que padecen estos problemas
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