Bajo rendimiento en el trabajo y problemas para socializar son las consecuencias que se viven al estar pegado a los videojuegos.
Nuestro entrevistado es conocido en el mundo gamer como Milo01 y aunque ha podido sobre llevar esta adicción, asegura que su vida no la ha recuperado por completo.
Trabajando o en la escuela, este joven no podía separarse de la obsesión de jugar otra partida.
Invadido por la sed de triunfo comenzó a traer problemas en casa, sobre todo por el gasto económico que esto implica.
Querer ser el primero y estar actualizado en este mundo cuesta un ojo de la cara, tan solo las consolas llegan a costar hasta siete mil pesos, videojuegos desde 400 a 1800 pesos y aunado a los accesorios, el sueldo era para mantener lo que ahora reconoce como un vicio.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obsesión por los videojuegos ya se considera un trastorno psicológico que afecta a niños, adolescentes y adultos afectando las relaciones interpersonales de los pacientes.