Apiterapia: el poder curativo de las abejas

La apiterapia es un método terapéutico que utiliza los productos de la colmena, como la miel de abeja, el propóleo, el polen, la jalea real y las picaduras de este insecto, que ha estado presente desde tiempos remotos como una forma de tratar diversas enfermedades y promover el bienestar.

 Esta técnica, que ha sido documentada desde 1880 en Rusia, en México tiene apenas tiene 50 años ganando atención por su capacidad para tratar enfermedades. Actualmente la apiterapia se emplea para el tratamiento de: esclerosis, la artritis, migraña, problemas del nervio ciático, problemas del nervio trigémino, estrés, esclerodermia, insomnio, vitíligo, alopecia, parálisis facial, entre otras enfermedades.

"Se utiliza para enfermedades que son incurables para la medicina médica como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide. En el caso de la esclerosis múltiple, la apiterapia ha demostrado ser eficaz donde otros tratamientos han fallado", dijo el profesor e investigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro Unidad Torreón y uno de los fundadores del Centro de Terapias Alternativas y Orientación a la Salud (CETAOS), José Luis Reyes.

En una sesión típica de apiterapia, se administra un piquete de abeja por sesión, durante un total de 8 sesiones. La cantidad de picaduras puede aumentar progresivamente dependiendo del padecimiento del paciente, llegando hasta 5, 6 o incluso 7 picaduras, en los casos más severos.

El investigador dijo que existen dos explicaciones principales sobre cómo funciona la apiterapia. Una de ellas sugiere que el veneno de abeja actúa como un distractor para el sistema inmunológico, evitando que se siga atacando a sí mismo en enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide. La otra teoría se centra en la producción de cortisol que se desencadena en el cuerpo como respuesta al veneno de abeja. Se cree que el cortisol ayuda a reducir la inflamación y promueve la curación sin los efectos secundarios, como los asociados con los tratamientos farmacológicos.

"Por medio de un familiar nos dimos cuenta que es una terapia que sí funciona y quisimos probar, traigo una artrosis de cadera, estamos apenas empezando, es nuestro tercer día y esperemos que nos vaya bien. El primer día me pusieron para el estrés y la prueba a la alergia y ese día dormí muy a gusto, sin dolor", dijo María Guadalupe Soto, paciente de apiterapia.

"Yo tengo artrosis en ambas rodillas progresiva en grado cuatro. Al principio cuando llegué aquí no podía caminar usaba bastón y andadera, tenía mucho dolor todo el tiempo para caminar, y empecé a venir a la terapia aquí y pues sí me ha funcionado, no me ha quitado mi problema, porque es progresivo, pero el dolor del que vivía disminuyó un 100 por ciento", compartió Gabriela Silva, otra de las pacientes.

Ambas acuden a las sesiones los martes, miércoles y jueves, de 5 a 7 de la tarde en el CETAOS, ubicado en la Narro, de manera gratuita.