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23 de Diciembre del 2024
Guerra

El régimen de Assad se derrumba: ¿Quién liderará Siria ahora?

El régimen de Assad se derrumba: ¿Quién liderará Siria ahora?

El pasado domingo, tras casi 14 años de conflicto civil y más de 24 años en el poder, Bashar al Assad huyó de Siria en medio de una ofensiva rebelde que culminó en la toma de Damasco por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS)


La ofensiva rebelde, encabezada por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), comenzó el 27 de noviembre y, en menos de dos semanas, logró avanzar rápidamente hasta la capital, Damasco. HTS tomó importantes ciudades como Hama y Homs antes de llegar a la capital siria, en una ofensiva que culminó con su entrada en la ciudad durante la noche del 7 al 8 de diciembre. Según informes, Bashar al-Assad y su familia abandonaron Siria y se refugiaron en Moscú. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia confirmó su salida, describiéndola como una "dimisión". Ante esta noticia, numerosos ciudadanos sirios salieron a las calles para manifestarse y llevar a cabo actos simbólicos, como la destrucción de estatuas de su padre, Hafez al-Assad. Pero, ¿quién es Bashar al-Assad y qué implica su salida de Siria?

Bashar al-Assad es un político y médico sirio que asumió la presidencia de Siria el 17 de julio de 2000, tras la muerte de su padre, Hafez al-Assad, quien gobernó el país durante casi 30 años. El régimen de Hafez se caracterizó por la represión y la violencia hacia la población, y bajo el liderazgo de su hijo, la situación no mejoró. Durante su mandato, Siria enfrentó altos índices de desempleo, corrupción, represión política y graves violaciones de derechos humanos, lo que generó un creciente descontento social. Este malestar culminó en 2011, cuando un grupo de adolescentes fue arrestado en Daraa por pintar grafitis antigubernamentales. Este evento desató una serie de protestas masivas que fueron brutalmente reprimidas por el gobierno de Assad. A medida que las manifestaciones se extendían por todo el país, el conflicto escaló y se convirtió en una guerra civil, que dejó miles de muertos y encarcelados, y marcó el inicio de lo que muchos llamaron "la caída de Bashar al-Assad".



Lo que empezó como protestas pacíficas inspiradas por la Primavera Árabe que había comenzado en otros países árabes, pronto se convirtió en un campo de batalla


En 2012, el Ejército Libre Sirio (ELS) surgió como una de las principales fuerzas rebeldes, y las confrontaciones se extendieron por todo el país. La guerra civil se intensificó con la intervención de potencias extranjeras, como Rusia e Irán, que brindaron apoyo al régimen de Assad, mientras que Estados Unidos y otros países apoyaron a los grupos rebeldes. Se estima que entre 470,000 y 610,000 personas han muerto desde el inicio del conflicto, la mayoría de ellas civiles. Además, más de 12 millones de sirios han sido desplazados, convirtiéndose en refugiados en países vecinos como Turquía y Líbano.

La guerra ha desencadenado una crisis de refugiados sin precedentes, con alrededor de 5.2 millones de sirios buscando asilo en otros países, mientras que 6.8 millones se encuentran desplazados dentro de Siria.



La infraestructura del país ha sufrido graves daños, con hospitales, escuelas y servicios básicos destruidos o inoperativos debido al conflicto


La caída del régimen de Bashar al-Assad ha sido celebrada por muchos sirios como el fin de un periodo oscuro y el inicio de una nueva era. Sin embargo, este cambio también tiene repercusiones en las dinámicas geopolíticas de la región. Irán, que había sido un aliado clave del régimen, ve su influencia debilitada, lo que podría alterar las relaciones entre las facciones en el Medio Oriente, incluidos grupos como Hezbollah y otras organizaciones respaldadas por Irán.

La confirmación oficial de la dimisión de Assad por parte del Kremlin resalta un cambio en las alianzas internacionales. Rusia, que había sido un firme apoyo del régimen sirio, parece estar buscando una salida pacífica al conflicto y ha instado a una transferencia ordenada del poder. Este giro podría modificar las alianzas regionales y dar paso a una nueva fase en la política siria y la estabilidad del Medio Oriente.

A pesar del derrocamiento, no hay un sucesor claro para liderar Siria, lo que genera incertidumbre sobre el futuro político del país. Los grupos rebeldes están fragmentados y carecen de una estructura unificada, lo que complica la transición hacia un nuevo gobierno.


Existe el temor de que facciones extremistas como Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que tiene vínculos con Al Qaeda, puedan ganar terreno y aprovechar el vacío de poder para imponer su influencia





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