Hoy, las calles y aceras del centro de Torreón lucen completamente diferentes a la imagen que ofrecieron durante diciembre, cuesta de enero se hace presente y se deja sentir con pocas personas caminando, comercios casi vacíos y vendedores ambulantes a la espera de clientes.
Samuel, quien durante años ha ofrecido en una acera sus productos para el control de plagas, reconoce que el año inicia como de costumbre:
"Está charro de a madre y espérese para febrero, también".
El comerciante señala que durante enero él, como muchos otros negocios, establecidos e informales, de todos los tamaños, registran bajas ventas; tan así, que sabedor de ello, suele dejar a cargo del changarro a un pariente y él se lanza a la venta de lo que puede en comunidades cercanas como Parras y Concha del Oro.
A unos metros, esperando para incorporarse a sus labores diarias, Lucio, un joven de alrededor de 18 años, asegura empezar el año sin dinero. Lo ganado durante diciembre le alcanzó para comprar un reloj y dar el gasto en casa a su mamá. Toca volver a trabajar y esperar su próximo salario.
Y es que los gastos realizados durante la temporada navideña se reflejan de manera pronta, sobre todo en función de la holgura económica de cada individuo, familia o negocio, sumando su efecto a los ajustes estacionales de los precios de combustibles y algunos productos.
Con todo, José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL, espera que la cuesta de enero no sea tan pronunciada al inicio de este 2024.
Pero de la percepción y proyecciones oficiales, al sentir de la gente en la calle, sobre todo en amas de casa como Elisa, hay un largo trecho de distancia, y la cuesta de enero ya está aquí y eso impone la necesidad de ajustar el cinturón y priorizar los gastos del hogar:
"No, nada más lo necesario, el mandado"
Y si lo que hay no alcanza, porque han de reconocerse ciertos excesos y falta de previsión, ante gastos como el pago de servicios, el gas extra que se consumió con las visitas de familiares y la preparación de los banquetes de navidad y fin de año, por sólo mencionar algunos casos. pues ahí está la opción del empeño de los bienes para remediar lo males, como lo expuso la señora Leticia:
"He visto personas que van y empeñan, que la cadenita, que esto y que lo otro, y sí, por lo difícil que está. ¡Más los que tienen niños!"
De esta manera, la mayoría de los laguneros se adentran al 2024 esperanzados, aunque comienzan a sentir las consecuencias de sus hábitos de consumo y gasto, además de los rigores de una situación económica con ajustes previsibles, las inevitables obligaciones tributarias y una inflación que no cede.