Con la caída del gobierno de Bashar al-Assad, muchas personas llegaron a la prisión conocida como "el matadero humano" en Siria, un lugar tristemente célebre por sus condiciones inhumanas. Allí, familiares buscaban a sus seres queridos, quienes habían sido encarcelados y de los que no se tuvo noticia por años
Gracias a la entrada a la prisión, se han revelado datos previamente desconocidos, como la ejecución diaria de entre 20 y 50 prisioneros de manera rápida, así como la existencia de celdas subterráneas ocultas, desde donde comenzaron a liberar a los detenidos. Además, se encontraron registros que contienen evidencia de las actividades de vigilancia y represión realizadas por las agencias de inteligencia del régimen.
Estas nuevas revelaciones exponen la violación de los principios fundamentales establecidos por las Naciones Unidas en 1990, que afirman que todos los prisioneros deben ser tratados con el respeto que merecen debido a su dignidad y valor como seres humanos. Sin embargo, este no es el único país con prisiones que pueden considerarse inhumanas. A continuación, te presentamos algunas de las prisiones más peligrosas y crueles del mundo.
La prisión de Saydnaya, situada cerca de Damasco, se abrió en 1987 y rápidamente se convirtió en un centro de represión bajo el régimen de Bashar al-Assad. Conocida por su brutalidad, fue un lugar donde se practicaban torturas sistemáticas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Se estima que entre 5,000 y 13,000 personas fueron ejecutadas entre 2011 y 2015, en su mayoría opositores políticos o activistas de derechos humanos
Amnistía Internacional ha documentado la prisión como un lugar donde la tortura no solo tenía el objetivo de obtener información, sino también de degradar y humillar a los prisioneros. Condiciones deplorables de hacinamiento y falta de higiene marcaron la experiencia de miles de prisioneros, con un número que variaba entre 10,000 y 20,000 personas. Las víctimas eran separadas en dos áreas: los prisioneros políticos eran recluidos en el "edificio rojo", mientras que aquellos acusados de delitos menores estaban en el "edificio blanco".
Durante la guerra civil siria, la prisión se convirtió en un símbolo de la opresión del régimen. Las ejecuciones, realizadas regularmente, a menudo los lunes y miércoles, se llevaban a cabo en condiciones secretas, sin juicios justos ni transparencia.
Muchos de los liberados han relatado estos horrores, pero las dudas persisten sobre el destino de aquellos que siguen desaparecidos, ya que algunos siguen sin ser encontrados, ni en los registros ni en las prisiones subterráneas que existían en el complejo
Conocida popularmente como Delfín Negro, la prisión de máxima seguridad ubicada en Sol-Iletsk, en la región de Oremburgo, cerca de la frontera con Kazajistán, es una de las más temidas y estrictas de Rusia
Originalmente un campo de trabajos forzados, luego un hospital penitenciario, se convirtió en prisión de máxima seguridad en 2000, bajo la administración de Vladimir Putin. A pesar de tener capacidad para albergar hasta 1,600 reclusos, actualmente cuenta con alrededor de 700 prisioneros, todos considerados extremadamente peligrosos, con delitos graves como asesinato, canibalismo y terrorismo.
Los prisioneros están aislados las 24 horas, y su rutina diaria está rigurosamente controlada. No hay áreas al aire libre para ejercicio, y las comidas se sirven a través de ventanillas en las celdas. Las celdas están reforzadas con múltiples puertas de acero, y los reclusos son vigilados constantemente por cámaras CCTV. Para evitar que memoricen la disposición de la prisión, se les traslada con los ojos vendados.
A pesar de las condiciones estrictas, se les permite tener libros, periódicos, acceso a una biblioteca y a una iglesia dentro de la prisión. También pueden realizar llamadas telefónicas y recibir visitas ilimitadas
La prisión fue originalmente construida en la década de 1960 como un complejo habitacional por una multinacional británica. Tras el cierre de la empresa, el gobierno de Ruanda alquiló el edificio y lo transformó en un centro penitenciario, utilizándolo principalmente para encarcelar a individuos relacionados con el genocidio ruandés de 1994, donde se estima que aproximadamente 800,000 personas fueron asesinadas en un corto período
Esta cárcel fue diseñada para albergar a unos 400 prisioneros, pero actualmente acoge a más de 8,000, lo que provoca un hacinamiento extremo, con cada preso disponiendo de menos de 0.5 m² para vivir, lo que equivale al espacio que ocuparía una silla. Las condiciones son tan críticas que muchos prisioneros no sobreviven más de ocho meses, y uno de cada ocho muere antes de cumplir los cinco meses.
Los 8,000 prisioneros solo cuentan con 20 baños disponibles para todos ellos y reciben solo una comida al día. Esto provoca enfrentamientos entre los internos por la escasez de alimentos. Incluso se han reportado prácticas de canibalismo, donde los prisioneros comienzan a consumir los cuerpos de los que mueren antes que ellos. Además, las enfermedades son comunes en este entorno, como asfixia, septicemia, cólera y gangrena, exacerbadas por el hacinamiento y la falta de atención médica adecuada.
Dentro de la prisión, los prisioneros poseen armas y ejercen su propio control sobre el penal, limitando a los guardias a simplemente recoger los cuerpos que se acumulan semanalmente
La prisión conocida como Bang Kwang, ubicada en la provincia de Nonthaburi, al norte de Bangkok, es considerada una de las más temidas y peligrosas del mundo
Inaugurada en 1933 y diseñada para albergar a 3,500 reclusos, actualmente su población excede los 8,000 internos. Las celdas, que originalmente debían albergar a 25 personas, a menudo tienen entre 50 y 70 reclusos, con un solo agujero en el suelo como inodoro. Las condiciones de vida son extremadamente duras.
En cuanto a salud y alimentación, los prisioneros reciben solo un cuenco de arroz al día, lo que causa desnutrición generalizada. Solo hay un médico y dos enfermeros para atender a todos los internos, lo que agrava los problemas de salud. La violencia dentro de la prisión es común, con frecuentes peleas tanto entre los internos como con el personal.
La tasa de mortalidad en Bang Kwang es alarmantemente alta, alcanzando un 25% cada dos años debido a las condiciones extremas que enfrentan los prisioneros
Ubicada en Muntinlupa, Manila, la prisión de New Bilibid Prison es la más grande de Filipinas y ha sido objeto de numerosas críticas debido a las condiciones inhumanas y la grave sobrepoblación
Inaugurada en 1867, originalmente tenía capacidad para unos 2,500 reclusos, pero actualmente alberga a cerca de 29,000, lo que la convierte en 12 veces más grande de lo que fue diseñada para ser. Esta sobrepoblación extrema genera temperaturas en los dormitorios que alcanzan hasta los 40 grados Celsius, lo que hace que el calor sea insoportable, similar a estar dentro de un automóvil estacionado bajo el sol durante varias horas.
Cada año, alrededor de 5,200 prisioneros mueren debido a diversas causas, como enfermedades, violencia entre reclusos y malas condiciones sanitarias. Además, se han documentado actividades criminales dentro de la prisión, como el tráfico de drogas y otros contrabandos.
A pesar de las condiciones, el gobierno filipino ha comenzado a implementar reformas, como liberar a 580 reclusos y adoptar las Reglas de Nelson Mandela, que buscan mejorar el trato y las condiciones de vida de los prisioneros