Uno de los proyectos más controvertidos de la pasada administración municipal fue la apertura de ocho centros de transferencia de residuos vegetales y materiales distribuidos en la ciudad para evitar que camionetas y carromateros tiraran escombro y naturaleza muerta en terrenos baldíos.
Para algunos ciudadanos, estos contenedores resultaron insuficientes y se convirtieron en un foco de infección.
"Si la verdad si, que la quiten para que pase la gente y ya no huela feo."
Sin embargo, para los carromateros este proyecto debe sobrevivir, pero bajo la regulación de las autoridades para que sólo se tire escombro ya que para ellos resultaría imposible llevarlo al Cañón del Indio, a donde camiones y camionetas llevan estos residuos.
"Los caballos no pueden subir al Cañón, por eso yo hice esto. Una bajada a este pozo, el pozo lo estamos rellenando por lo mismo porque no podemos ir al Cañón porque es un viaje y ya no vuelves por el otro."
Por su parte, Fernando Villarreal Cuellar, dijo que analizarán la continuidad de estos espacios tanto en su operación como en su costo al municipio.
"Vamos a hacer primero la evaluación, que ver cuánto es lo que tenemos que estar actualizando los pesajes el cubilaje para que vuelva a ser de utilidad para la sociedad."
Durante tres años consecutivos la empresa Vértice de La Laguna ganó los contratos para recoger los residuos de estos contenedores por un monto anual de 30 millones de pesos.