El padre Rafael López, párroco de Fátima y conocido defensor de los migrantes, ofrece una mirada sin filtro a la situación actual en Coahuila. Lamentablemente, las condiciones para los migrantes no solo no mejoran, sino que empeoran, según las observaciones del padre Rafael. Los relatos de intimidación, pérdida de pertenencias y largas caminatas son solo la punta del iceberg.
A pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones y reuniones en Coahuila para humanizar el trato a los migrantes, la práctica no refleja un respeto claro a los Derechos Humanos. El padre Rafael destaca la contradicción entre las promesas de un mejor trato y las amenazas de castigo a quienes ayuden a los migrantes, una situación que parece reflejar no solo la realidad local sino un problema sistémico en todo México.
El peligro que enfrentan los migrantes al cruzar la frontera sur de México no solo es físico sino también emocional. Muchos de ellos son familias vulnerables, niños pequeños e incluso personas de la tercera edad. Aunque las palabras de respeto a los Derechos Humanos se escuchan, la realidad es que, según los propios migrantes, estas no van acompañadas de acciones concretas.
El padre Rafael destaca el papel de la Iglesia Católica como refugio y apoyo para los migrantes, pero también señala la falta de instalaciones adecuadas para albergar a la creciente cantidad de personas que llegan en busca de una vida mejor. A pesar de los desafíos, el padre y su comunidad en la parroquia de Fátima continúan brindando desayuno y comida diariamente a los migrantes, una obra que, aunque no sea titular, es esencial.
Con esta entrevista, obtenemos una visión profunda y conmovedora de la realidad de los migrantes en Coahuila, donde las palabras y las acciones del gobierno parecen no coincidir. La crisis migratoria se manifiesta no solo en Coahuila, sino en todo México, y es crucial que la sociedad se una en el esfuerzo de acompañar a estos migrantes en su búsqueda de una vida mejor para sus familias.