La mañana de este lunes transcurría en calma en la casa de la señora Yolanda Ochoa, cuando a su hija, la esposa de un ingeniero que trabajaba con su papá, Edgar Rodríguez, le informó que había ocurrido un derrumbe en uno de los silos, y desconocían el paradero de su padre.
Enseguida, Yolanda y sus tres hijos se trasladaron hasta la empresa Lagunero Alimentos Balanceados Simón Bolívar, para saber el estado en el que se encontraba su marido. Si seguía vivo, si estaba enterrado, si lo habían localizado ya... Pero solo recibió evasivas de los guardias de la entrada del personal. Ni directivos, ni funcionarios públicos se acercaron a ella, quien no se despegaba de la reja de la entrada esperando una respuesta.
Yolanda comentó que su marido llevaba apenas un mes trabajando en la empresa después de haber sido dado de baja tras algunos años de laborar por primera vez en la compañía dedicada a la venta de alimento para ganado; pero en los últimos días, las cosas no iban muy bien en el trabajo.
"Me decía que ya no estaba a gusto, que él ya no quería trabajar y yo me quedaba callada porque qué le podía decir, era su decisión, no la mía; hasta que un día si le dije si ya no estas a gusto ya no vayas. Fue todo lo que platicamos."