La Fiesta de la Candelaria es una de las celebraciones más arraigadas en la tradición católica mexicana, aunque su fecha puede generar cierta confusión para algunos. Comúnmente se relaciona con la fecha del 6 de enero, marcada por la partida de la rosca de Reyes y la suerte de encontrar un monito que representa al niño Jesús, su celebración principal tiene lugar el 2 de febrero.
El origen de esta festividad se remonta a eventos bíblicos significativos del Nuevo Testamento. En primer lugar, se conmemora la presentación del Niño Jesús en el templo y la purificación de la Virgen María, que, según la tradición judía, debían ocurrir 40 días después del parto. En aquel entonces, José y María cumplían con las prácticas religiosas vigentes, presentando al niño ante Dios en el Templo de Jerusalén.
La festividad también está vinculada a la aparición de la Virgen María en las Islas Canarias de España, lo que le otorga un carácter especial y un significado más profundo en la cultura religiosa.
Originalmente denominada "Fiesta del Encuentro", la celebración se trasladó desde el oriente al occidente, especialmente a España, durante el siglo XIV. Es en este contexto donde surge la conexión con las velas y las candelas, simbolizando la luz de Jesús que ilumina todas las naciones.
En la actualidad, en las parroquias mexicanas, la Fiesta de las Candelas se celebra con un ritual de bendición donde los niños participan llevando consigo una vela, lo que le da el nombre adicional de "Fiesta de la Luz".
La Fiesta de la Candelaria es, por tanto, más que una tradición, es un recordatorio de la presencia espiritual y la luz que guía los caminos en la fe cristiana católica.