Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la economía informal en México experimentó un incremento del 3.1 por ciento durante el año 2023, revelando una realidad económica marcada por la informalidad laboral. Al cierre del año pasado, aproximadamente 17 millones de empleos estaban vinculados al sector informal, siendo muchos de ellos generados en tianguis y fayucas, donde individuos buscan ingresos debido a la falta de empleo formal y la necesidad de sustentar a sus familias.
Un ejemplo de esta situación es Román Santana quien compartió su experiencia como pintor en busca de oportunidades laborales: "Yo acabo de entrar, soy pintor. Pero mientras voy a estar aquí mientras consigo trabajo". Santana representa a aquellos que recurren a la venta informal como un medio provisional de ingresos.
Entrevistado en este contexto, Alejandro López, tianguista describió cómo la venta ambulante se ha convertido en su fuente principal de ingresos: "Mi hermano es el dueño y si deja, echándole ganas. Nos movemos en cada tianguis, trabajamos en dos lugares que viene siendo aquí y en Nazas y también vamos a Durango".
Sin embargo, en lugares como Parralito de Gómez Palacio, algunos comerciantes informales han logrado establecer locales permanentes, donde ofrecen una amplia variedad de productos, generando ingresos mensuales significativos, como lo ilustra el caso de comerciantes que ganan hasta 12 mil pesos al mes, vendiendo ropa de paca y atendiendo a las necesidades de vestimenta de familias enteras.
Este fenómeno destaca la compleja dinámica económica en la que la informalidad no solo actúa como un medio de subsistencia para los individuos, sino también como una estrategia de negocio para aquellos que han encontrado en esta actividad una fuente sostenible de ingresos.