La empatía del laico Jesús Torres Fraire hacía los migrantes que transitaban por Torreón buscando un mejor futuro, pasando hambre, sed y siendo víctimas de la inseguridad, se materializó hace 10 años en el Centro de Día Para Migrantes, que hoy lleva su nombre y que en una década de existencia sigue con el compromiso de brindar apoyo fraterno a esta comunidad, señaló el director y sacerdote Samuel Lozano.
"Incluso Jesús Torres los llevaba a su casa con su mamá, con su papá; él vivía en el ejido San Agustín, los llevaba hasta allá para darles comida y en algunas ocasiones para darles hospedaje."
Con el paso del tiempo, la migración ha sido la única salida para que miles de familias del sur de México y Centroamérica aspiren a una mejor vida aunque el riesgo de morir a manos de la naturaleza, la delincuencia, y en ocasiones las mismas autoridades sea elevado
"Sí ha aumentado el flujo migratorio de niños que vienen con sus papás y también de menores no acompañados."
En una década de servicio, el Centro de Día para Migrantes Jesús Torres, ha atendido a alrededor de 15 mil personas.
"Póngale que unos mil 500 por año porque tan sólo en lo que va de este año, de enero a finales de mayo, han pasado cerca de 800, para ser más exactos los que tenemos registrados son 776 migrantes los que han pasado."
Y la pandemia del Covid-19 no ha detenido la migración, por el contrario el flujo aumento y mensualmente entre 30 y 40 migrantes llegan a este lugar huyendo de la crisis económica y de seguridad de sus lugares de origen.
"La situación económica, la precariedad, la pobreza y con esto de la pandemia por supuesto que aumenta."
Aunque cuentan con el apoyo de la comunidad jesuita en La Laguna, empresas y otras organizaciones ciudadanas, el Centro de Día constantemente requiere el apoyo de la sociedad para continuar con su labor, ya sea a través del voluntariado y la donación de ropa, medicamentos y comida.