La seguridad de las mujeres está en juego. Los episodios de acoso callejero son constantes. Sentir que alguien te sigue, que te respira cerca, que te observa, desemboca en la paranoia, en crisis de ansiedad.
"Nos bajamos del camión mis compañeras y yo, entonces ya cuando veníamos a mediación de camino, vimos que un señor se nos acercaba un chorro, nos esperamos a ver si él se adelantaba, pero no se adelantó, siguió ahí, se quedó detenido junto con nosotras, entonces más adelante nos paramos en la gasolinera porque se nos hacía sospechoso".
Cuando el miedo comienza a recorrer el cuerpo, cualquier tipo de circunstancias comienzan a invadir la mente: la vida está en juego,, de pronto una calle se convierte en una avenida y una avenida en un laberinto sin rumbo.
"Él seguía ahí parado, pero como veía que nosotras lo estábamos observando, siguió su camino, me esperé como unos tres minutos a que avanzara pero él se perdió. Ya después seguí caminando sola porque las señoras agarraron otro rumbo y cuando caminé como una cuadra, volvió a salir entre una callecita. Me metí a un oxxo que estaba por ahí y esperé a que se volviera a ir y cuando salí del oxxo ya no estaba, volví a caminar y me volvió a salir por otra calle".
La insistencia del hombre no cesó. Cuadra tras cuadra fue siguiendo a la joven víctima. El pánico recorrió todo su cuerpo, situaciones atroces pasaron por su mente.
"Sí me dio mucho miedo porque dije, ?ya no voy a regresar a mi casa, ya no iba a ver a mis hijos, era lo primero que pensaba".
El acosador iba acompañado, lo escoltaba una camioneta de aspecto sospechoso y sin placas, como si estuvieran avisando que están por cometer un crimen de altos vuelos.
"Él se cruzó a la otra calle y le hizo señas a una camioneta verde, entonces esa camioneta verde avanzó y yo dije ?si tiene placas, voy a tomarle una foto?, pero no tenía placas, traía una placa que decía Mazatlán. La camioneta se paró más delante de mí, en un local que estaba cerrado, me dio mucho miedo".
Nuestro testimonio logró encontrar refugio, unos señores le tendieron la mano para resguardarla. Inmediatamente marcó al 911 para solicitar auxilio. Tras cinco intentos, las autoridades contestaron, pero no le dieron ninguna solución.
"Estuvimos hablando al 911, cosa que nunca contestaron. Después como de 5 llamadas ya nos contestaron y nos dijeron que no había unidades cerca por aquí, que me mantuvieran ahí guardada, pero ya me tenía que regresar al trabajo y uno de los empleados del señor me trajo hasta mi trabajo".
Afortunadamente el posible secuestro no se concretó, sin embargo, el hostigamiento y acoso que sufrió la joven mujer dejó una huella en su memoria y la motivó a unirse al paro nacional del próximo lunes.
"Nosotras como compañeras de trabajo, en mi grupo de amigas, lo que decidimos fue no levantarnos todo el día, no hacer nada, desaparecer de las redes sociales, del whats, como si nos hubiera tragado la tierra"
Además del trago amargo que pasó esta mañana, la joven también quedó decepcionada de las autoridades, por lo que les hizo un fuerte pronunciamiento.
"Pues que estén alertas porque según ellos están muy al pendiente de todo y después de cinco llamadas nos contestaron que no había unidades cerca, ¿hasta cuándo van a estar las unidades cerca? ¿hasta que la persona ya esté muerta?"
El acoso callejero no es un hecho aislado. Millones de mujeres en el mundo caminan con miedo, con temor y con sigilo. Estas historias son las que alimentan manifestaciones como las del próximo lunes, por lo que es momento de que la sociedad asuma su responsabilidad, reaccione y trate igualitariamente tanto a hombres como a mujeres.