El inicio de un nuevo año trae consigo no solo la promesa de nuevas oportunidades, sino también la carga de obligaciones fiscales que afectan tanto a empresarios como a trabajadores. Enero se convierte en un desafío significativo para aquellos que están familiarizados con la pesada carga impositiva y las múltiples erogaciones que deben afrontar en los primeros compases del año.
Mariano Serna, presidente de Canaco Servytur en Torreón, ofrece una perspectiva crucial desde el mundo empresarial. Según él, el comercio es una actividad cíclica, y la llegada de enero plantea un desafío sustancial para los agremiados que han estado ahorrando para hacer frente a los gastos entrantes. "La cuesta de enero existe y es una situación que nos complica mucho en el comercio y en los servicios, al menos las primeras cuatro, seis semanas del inicio del año", señala Serna.
Entre las preocupaciones de los empresarios, Serna destaca el pago del impuesto predial, las tenencias y el aumento del salario mínimo en un 20 por ciento, que también deben absorber como empleadores. La combinación de estos factores se traduce en una disminución en el volumen de compras, ya que tanto los empresarios como los particulares están destinando recursos a cumplir con sus obligaciones fiscales, anticipando así una cuesta de enero difícil.
El Servicio de Administración Tributaria (SAT), la dependencia del Gobierno Federal encargada de la recaudación fiscal, subraya la importancia de cumplir con nuestras obligaciones tributarias. La página del SAT establece que pagar impuestos es un deber para fortalecer la economía del país, contribuyendo con dinero o en especie. Además, detalla el destino de estos impuestos, que incluyen áreas cruciales como educación pública, impartición de justicia, seguridad, hospitales públicos, infraestructura, vías públicas y desarrollo social y económico.
Sin embargo, la experiencia práctica a menudo no se alinea con una administración satisfactoria de estos recursos, según Mariano Serna. Mientras los empresarios enfrentan declaraciones anuales y participación de utilidades, a nivel local, se enfrentan al incremento en el impuesto sobre nómina, pasando del 2 al 3 por ciento.
Para los trabajadores, la historia no es más alentadora. A pesar del aumento en los salarios, el dirigente del comercio organizado destaca que el gobierno no ajusta la Unidad de Medida y Actualización (UMA), que es la referencia para la exención impositiva de los trabajadores. Serna advierte que este desfase significa que, aunque los trabajadores ganen más, terminan recibiendo menos debido a los impuestos.
En un contexto económico donde se discuten aumentos salariales por decreto y se implementan alzas en impuestos como el Impuesto Sobre Nómina (ISN), queda claro que la cadena productiva se ve afectada, impactando directamente al consumidor y desencadenando una carrera inflacionaria que parece no tener fin. En este escenario, la gestión adecuada de los recursos fiscales se vuelve más crucial que nunca para evitar consecuencias negativas en todos los niveles de la sociedad.