En esta entrevista exclusiva con Gerardo Hernández, director de Espacio 4, se revelan detalles impactantes sobre la gestión del agua en Saltillo. La ciudad, a pesar de ser considerada una de las más importantes en calidad de vida, enfrenta desafíos significativos relacionados con la privatización del sistema de agua. En 2001, se llevó a cabo una operación en la que el control del agua de la capital fue transferido a Aguas de Barcelona, una empresa española con un historial salpicado de escándalos y denuncias de mala administración.
La privatización se llevó a cabo en completa opacidad, generando críticas de ciudadanos que sospechaban de operaciones entre políticos y empresarios. A pesar de las numerosas denuncias y protestas ciudadanas en Saltillo, el congreso recientemente autorizó la ampliación de la concesión para Aguas de Barcelona hasta 2034, sin proporcionar explicaciones y sin abrir la posibilidad de participación de otras empresas.
Durante más de dos décadas, la presencia de Barcelona en Saltillo ha estado marcada por incumplimientos de contratos, aumento excesivo de tarifas de agua potable y políticas que afectan negativamente a los sectores más vulnerables. A pesar de las protestas, las denuncias contra Aguas de Barcelona parecen tener poco eco en los medios de comunicación, posiblemente por razones políticas y económicas.
El presidente López Obrador ha criticado la gestión privada de servicios públicos esenciales como el agua, señalando sobornos y contratos amañados. Sin embargo, la oposición en Saltillo ha enfrentado obstáculos para que estas preocupaciones trasciendan, debido al control informativo existente.
La reciente ampliación del contrato hasta 2034 ha avivado el debate sobre la privatización del agua en Saltillo, reviviendo las preocupaciones expresadas anteriormente por figuras como el obispo Raúl Vera López. Además, la empresa ha intentado traer agua de otras regiones, generando protestas cívicas en municipios circundantes.
La entrevista destaca la falta de inversión por parte de Aguas de Barcelona y Aguas de Saltillo en la infraestructura necesaria para mantener de manera sostenible el suministro de agua en la capital. La situación en Saltillo refleja un patrón preocupante de empresas extranjeras que aprovechan contactos políticos y su poder económico para controlar recursos esenciales, afectando directamente a la sociedad.