El lastre de una deuda, legado maldito.
En el inicio de la administración de Manolo Jiménez, un oscuro legado se cierne sobre Coahuila: la deuda pública que ha sido un lastre durante las últimas dos administraciones, gestada en el periodo de Humberto Moreira. Esta carga financiera, que comenzó en 38 mil millones de pesos, ha plagado el estado, incrementándose con los intereses y convirtiéndose en un símbolo de la mala gestión económica.
El economista Daniel González señala la magnitud del problema al expresar: "Estamos hablando del equivalente de 14 de una ciudad del tamaño de Torreón, estamos hablando de prácticamente 14, 15 años". Una deuda que, según los analistas, ha mermado la capacidad de inversión pública de Coahuila en un 90%, generando un rezago evidente en infraestructura y servicios públicos, afectando la calidad de vida de sus ciudadanos.
El periodista Gerardo Hernández resalta las consecuencias humanas de esta carga económica: "Ha costado vidas, ha costado menos bienestar social para los coahuilenses y esto es, por donde se le vea, políticamente inaceptable". Coahuila, a pesar de su prometedor potencial debido a su ubicación estratégica, ha perdido competitividad y se enfrenta a un escenario de atraso económico.
La reciente posibilidad de devolver 5 mil millones de pesos ha despertado reacciones en la población y la administración local, que, después de dos periodos de omisión y olvido, finalmente reconoce la necesidad de reintegrar esos fondos a las arcas del estado.
Los analistas financieros apuntan a que la administración de Manolo Jiménez deberá replantear los términos de pago y exigir una reducción de los pasivos que fueron autorizados de manera ilegal por el congreso del estado. El economista Daniel González destaca la gravedad de la situación al afirmar: "En términos de deuda es condenar, es la palabra que buscaba, a una generación, a un atraso económico y a ver limitadas sus aspiraciones de ver mejores condiciones en el estado".
El desafío para la nueva administración que comienza será recuperar los fondos retenidos en el estado de Texas y renegociar con los bancos deudores, buscando estrategias que alivien la carga financiera de uno de los estados más endeudados del país. Coahuila, con un futuro incierto, enfrenta una encrucijada económica que requerirá medidas audaces y una gestión eficiente para salir del oscuro túnel de la deuda que ha marcado su historia reciente.