Esperanza sabe quien desapareció a su hijo; autoridades siguen omisas

Jesús Gerardo López Ibarra desapareció el viernes siete de mayo de 2010, siendo en ese momento Fernando Olivas Jurado, delegado de la Procuraduría General de Justicia de Coahuila en La Laguna. Cuando la madre de Jesús, Esperanza Ibarra, denunció su desaparición, fue amenazada por el agente investigador para que dejara de buscarlo y cuando quiso quejarse con Olivas Jurado, éste rechazó recibirla en tres ocasiones. A ellos, Esperanza siempre les dejó algo en claro:

"Yo le dije: mira, tú no naciste de la nada, tú tienes madre y pues que Dios te bendiga, que Dios te perdone." 

A diferencia de muchos casos, donde no existen indicios de las causas de la desaparición de una persona, en el del hijo de Esperanza, hay una persona directamente relacionada que las autoridades jamás han querido detener.

"Era trabajador de mi hijo. Por pura envidia me lo vendió y todo y sigue circulando como taxista aquí en Torreón." 

Jesús Gerardo López tenía la concesión de tres taxis, dos de los vehículos los debía a un banco y el otro lo había comprado usado. Aún así, la gente que lo vendió a un presunto miembro del crimen organizado, creía que era un importante empresario, para Esperanza, ni todo el dinero del mundo vale la vida de su hijo.

"Si a mí me hubiera dicho ese tipo sabes qué, dame tu casa, dame los carros o me llevo a tu hijo, pues quédate con eso y yo me quedo seria, pero la vida de mi hijo no tiene precio." 

Esperanza le hace honor a su nombre y busca incansablemente desde hace 11 años a su hijo, mientras exige a las autoridades a que detengan a los responsables de la desaparición de Jesús.