En medio de los constantes desafíos que enfrenta el sistema educativo mexicano, el avance parece ser un camino sin rumbo fijo. La pandemia de COVID-19, que azotó al mundo, provocó en México un retroceso educativo de cinco años, dejando al descubierto las deficiencias en infraestructura tecnológica para la educación virtual.
Durante los ciclos escolares 2020-2021 y 2021-2022, la organización "Educación con Rumbo" identificó una preocupante realidad: un millón cuatrocientos treinta y dos mil ciento cincuenta y tres estudiantes abandonaron sus estudios debido a la abrupta transición a clases en línea. Sin embargo, el retorno a las aulas no ha marcado una mejora sustancial en la situación.
Francisco Javier Macillas, presidente de la Unión de Padres de Familia de Coahuila, expresó la inquietud de los padres: "Estamos solicitando al gobierno estatal y federal una educación de calidad para nuestros niños y un enfoque en la salud mental, ya que aún enfrentamos secuelas de la pandemia que persisten".
La situación se agrava con la falta de avances en la anunciada reforma al sistema educativo, destacando modificaciones a los libros de texto. Los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) muestran un estancamiento preocupante, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador desestima su relevancia, argumentando que fueron creados durante la época del neoliberalismo.
Expertos en educación señalan que las deficiencias en el aprendizaje son herencia de administraciones anteriores, pero critican la falta de interés y la "cantaleta de siempre" del actual gobierno.
Flor Rentería, subsecretaria de Educación en la Laguna de Coahuila, destaca la ausencia de presupuesto para materiales didácticos, evidenciando la inversión invertida en escuelas de tiempo completo y capacitación docente.
Para mejorar la educación en México, es imperativo lograr un equilibrio en todos los aspectos del sistema educativo. La balanza no debe inclinarse únicamente por intereses políticos, especialmente en vísperas de un proceso electoral, donde el incremento de becas escolares parece más una estrategia electoral que un compromiso genuino. La verdadera ayuda para los estudiantes y futuros profesionistas radica en proporcionarles todas las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la globalización.