De lunes a domingo y desde de las siete de la mañana hasta que comienza a caer la tarde, Don Sebastián García González, trabaja de bolero en la Plaza de Armas de Torreón. Durante 45 años, ha trabajado como bolero, uno de los tantos oficios tradicionales del México del siglo pasado que pese al cambio de la dinámica social, se ha negado a desaparecer.
"Sí había mucho trabajo porque pues el centro se quedó en las orillas, pero la ciudad va creciendo, la gente va migrando hacia las orillas, ya hay muy poco trabajo porque del 100 por ciento, el 60 por ciento trae tennis, el 20 por ciento no se bolea, y el otro 20 por ciento pues se bolea muy poco."
El Güero, como es popularmente conocido, comenzó a trabajar para sacar adelante a su familia cuando su padre, a causa de la enfermedad, dejó de trabajar. Gracias a este oficio también pudo sacar a sus hijos adelante, y ahora también darles de comer de vez en cuando a sus nietos.
"No pues es que éramos muchos de familia, mi papá enfermó joven y ya no pudo mantenernos a nosotros, sí porque a él le pegó la diabetes a los 27 años; éramos ocho de familia, entonces pues tener que trabajar."
El resplandor de antaño que vivió el centro histórico de Torreón le permitió al Güero conocer a grandes celebridades del deporte y los espectáculos que se hospedaban en el conocido Hotel Elvira, que después fue renombrado Hotel Palacio Real, y que en diciembre de 2017 cerró finalmente sus puertas.
"Pues a Erick del Castillo, a Maribel Fernández, a varios, al Caballo Rojas, Alonso Zayas, a Chachita, a varios, a muchos, llegaban muchos luchadores y pues a muchos jugadores del Santos, cuando empezó los conocí a todos, cuando empezó agarrar vuelo, Asprilla, Olmos, a muchos."
El bolero considera que el centro de la ciudad no ha tenido el impulso suficiente para que se reactive la economía, lo que podría levantar no sólo su oficio, sino a todos los que trabajan en el primer cuadro de Torreón.
"Pues falta mucho mantenimiento a la ciudad, falta mucha remodelación, mucha infraestructura a la ciudad para que pueda haber más movimiento en el centro, hay mucho edificio solo, necesitan reactivarlos los dueños para que se acomode la economía para todos, tanto para los boleros, como para los comercios que venden una cosa u otra."
Así como Don Sebastián recuerda a los famosos que atendió, tampoco olvida los momentos oscuros de inseguridad que se vivieron en la Plaza de Armas, cuando la Policía Federal se hospedaba en el Hotel Palacio Real, y la sede del Ayuntamiento se encontraba en el Antiguo Banco de México.
"Pues sí nos tocó, no nada más a uno sino a todos, pero pues qué hay qué hacer: trabajar, no es problema de uno, es de ellos, pero pues hay que trabajar siempre. -¿miedo?- Pues no, se acostumbra uno, se tiene que acostumbrar uno a todo, a tener y a no tener, del miedo, pues con miedo o sin miedo hay que trabajar."
Al día de hoy Don Sebastián, el güero, trabaja con alegría y dedicación para que todos sus clientes caminen satisfechos con un calzado relumbrante.