En el primer piso del Hospital General de Gómez Palacio, una historia envuelta en incertidumbre y compasión se desenvuelve. En la cama número dos reposa un joven migrante en coma, sin nombre ni edad conocidos. Su ingreso al hospital, según el Dr. Raúl Mendoza, director del centro médico, fue tras un grave accidente ocurrido el 19 de abril, presuntamente al caer del tren, resultando con la amputación de ambas piernas, un traumatismo craneoencefálico y diversas contusiones.
"Desafortunadamente no tenemos datos de él... actualmente no podemos tener ningún otro dato ni de qué origen es", señaló el Dr. Mendoza, describiendo la situación compleja del paciente.
A pesar de salir de la terapia intensiva, el joven no ha recuperado la conciencia ni se ha podido determinar su identidad o procedencia. La activista pro migrante, Verónica Romera, expresó su desconcierto ante la falta de documentación del paciente, destacando que "normalmente todos ellos suelen traer alguna identificación".
El hospital, comprometido con la atención humanitaria, ha brindado al joven migrante el mejor cuidado médico posible, involucrando a especialistas en traumatología, cirugía general, neurología y neurocirugía. El Dr. Mendoza afirmó que han seguido protocolos estándar en su tratamiento.
En un esfuerzo por resolver el misterio que rodea al joven, se espera que las imágenes obtenidas sean difundidas para que algún familiar o migrante lo pueda identificar. Para Verónica Romera, este caso toca fibras sensibles, expresando su dolor como madre al imaginar la angustia de los familiares del joven desaparecido.
El Hospital General de Gómez Palacio, ubicado a 240 km de Durango, se erige como un bastión de esperanza para muchos migrantes, aunque también como un lugar donde historias como la del joven anónimo revelan las sombras del sueño americano truncado.
Con información de Luis Amatón Macías, desde Gómez Palacio.