"Mujer no es sinónimo de madre", son las primeras palabras que alcanzo a leer al llegar a la Plaza Mayor, las cuales están plasmadas en un trozo de cartón, entre las manos de una joven no mayor a 23 años, vestida con una blusa negra y un paliacate verde, al igual que las decenas de mujeres que se van sumando a la concentración por minuto, quienes por su seguridad, deben llegar en grupos de por lo menos cinco personas.
"Alerta, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por América Latina, y tiemblen, y tiemblen, y tiemblen los machistas, que América Latina será toda feminista", aseguran.
Las participantes toman asiento en la explanada de la plaza, atendiendo las medidas sanitarias como la sana distancia y el uso de cubrebocas en todo momento, quienes de manera pacífica, alzan su voz para luchar por la legalización del aborto por libre decisión.
"Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal", expresan.
El cielo se va tornando cada vez más gris y opaco, como un reflejo de la tristeza, dolor y coraje que viven las mujeres en nuestro país, quienes día con día, corren el riesgo de formar parte de las diez que no volverán a abrir sus ojos.
"No deciden sobre su sexualidad, ni sobre su reproducción, algunas mujeres que han decidido abortar, pueden interiorizar la idea de que no son buenas, o de que son irresponsables, y por eso sienten vergüenza, culpa, silencio y miedo", externan.
De manera esporádica, caen gotas de lluvia, las cuales nos recuerdan las lágrimas derramadas por los familiares de las víctimas de feminicidio, por esas niñas y jóvenes quienes se vieron obligadas a ser madres, o peor aún, por quienes murieron al ejercer su derecho de decir sobre su cuerpo.
"Al Estado ponerle bomba, a la iglesia ponerle bomba, al patriarcado ponerle bomba, las feministas lo bailan así, feminismo desde abajo, desde abajo, molestando a los de arriba, a los de arriba..."
Comienzan a entonar cada vez más feministas, acompañadas por cubetas, garrafones, sartenes, baquetas, o cualquier otro artículo que las ayuda a hacer el ruido necesario para externar su deseo de ser escuchadas.
"Las mujeres que asesinaste no morirán, ¡no morirán! Van a volver, van a volver, las balas que disparaste van a volver. La sangre que derramaste la pagarás, la pagarás. Las mujeres que asesinaste no morirán ¡no morirán!", proclaman.
Con una bomba de humo verde, y sus consignas, las más de 300 asistentes de todas las edades, incluyendo madres acompañadas por sus pequeños, expresan la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Además, comparten testimonios sobre abortos para quitarles el miedo, y externarles que en ningún momento están solas. Mujeres que luchan por mujeres, entonan al unísono la "Canción sin miedo".
"Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo, si un día algún fulano te apaga los ojos, ya nada me calla, ya todo me sobra, si tocan a una, respondemos todas".
Tras un minuto de silencio por la sangre derramada de las mujeres que han sido asesinadas, o quienes han perdido la vida durante la práctica de un aborto, por la carencia de políticas sociales en el país, es el turno de que una de las participantes, vestida totalmente de negro, y quien todo el tiempo cargó una bandera de México pintada de blanco y negro, la intercambie por una con los colores originales. Con la euforia que yace en todo su cuerpo, la rocía de gasolina e incendia, dejándola arder al ritmo de las emociones de las presentes, en memoria de las que ya no están.