Para María Guadalupe Pérez la desaparición de su hija Jovanna Dibanhi Aguilar es una ausencia que duele como el primer día y más... porque al paso de casi dos años, se ha sumado la indignación de saber detenido y sujeto a proceso penal al presunto victimario de su hija y, a pesar de ello, no saber qué pasó con su hija.
Y más aún este día, 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas:
"Pues es muy triste que haya un día internacional de la desaparición forzada, que creo yo que no debería de existir y pues tenemos que alzar todos por los que ahorita no están y no tienen voz, como mi hija que me la desaparecieron hace dos años".
No obstante, se dice en la lucha, buscándola, reclamando su regreso y acompañada en su esfuerzo por diversos colectivos de búsqueda, los mismos que estos días y en particular, hoy alzan la voz reclamando resultados de la justicia y empatía de las autoridades.
La experiencia ha sido desgarradora afirma haber visto de frente la indiferencia, la falta de compromiso de quienes debieron aplicarse en la localización de su hija en las primeras horas que siguieron a la denuncia, la advertencia de que las investigaciones son competencia exclusiva de policías y comisiones gubernamentales que no avanzan y que, por el contrario, amagan y reprimen.
Y a pesar de todo insomnio, enfermedades e indolencia de quienes deberían ayudarle, María Guadalupe afirma que a lo que no puede renunciar es a su búsqueda personal, a la solidaridad con sus compañeras y compañeros de los colectivos, que hoy, volverán a marchar exigiendo saber el paradero de sus seres queridos:
"oramos por nuestros hijos, los buscamos dejando a un lado el miedo, el temor, la vergüenza; todo queda a un lado, solamente por el hecho de quererlos de regreso y sí, la esperanza está, de que un día regresen".