El río Nazas representa para la Laguna su origen y sustento; sus puentes, la unión de las ciudades que prosperaron en sus riberas, pero, también escenario de división, conflicto y problemáticas no resueltas. De eso, el Puente Nazas ha sido parte a lo largo de nueve décadas.
Para Carlos Castañón, historiador lagunero, el Puente Nazas fue el mejor regalo que pudieron recibir los habitantes de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo el 20 de diciembre de 1931, al evitar que las avenidas del río les incomunicara, uniendo de manera permanente a estas ciudades.
Sin embargo, apunta que este fue un logro ciudadano:
"Coopere y habrá puente, entonces de esa manera, a los gobiernos de Coahuila y Durango no les quedó más que sumarse; es decir, ante la vergüenza de que habían sido los ciudadanos los que habían tomado cartas en el asunto, se sumaron y aportaron".
De aquí la trascendencia y significación de este puente de 92 años, pues detrás de esa historia están esos laguneros que resolvieron sus propios problemas de manera operativa y colaborativa.
Y es que al innegable hecho de que este punto representa la división geográfica y política de dos ciudades, de dos estados; se le unen consideraciones y medidas de seguridad que estrangulan el libre tránsito de vehículos y personas bajo custodia permanente de fuerzas policiacas, recordatorio de los aciagos tiempos de violencia en la región.
A sólo unos días de cumplirse el 92 aniversario de su inauguración, este puente ha sido también punto de reunión para ver o protagonizar grandes eventos, desde las avenidas extraordinarias del Nazas hasta enormes concentraciones humanas marchando por la paz.
Pero es también donde han quedado en el abandono importantes proyectos como el metrobús y su terminal en ruinas.
En conclusión, de esta pasada efeméride y aniversario hay mucho que rescatar, expresa Castañón Cuadros:
"Y obras que quedaron inconclusas, bueno pues este puente no, se hizo entre abril y diciembre de 1931, es decir en un tiempo meteórico, y eso tendremos que retomarlo, esa enseñanza".
Obras que duren, infraestructura y acciones que sirvan a todos, ajenas al ego gubernamental y protagonismo de los políticos, proyectos que cuenten con soporte social y que se ejecuten de manera transparente y con eficiencia, ese es el ejemplo legado por ese viejo plateado sobre el lecho seco del Nazas.