En México, el Día de la Candelaria se distingue por la degustación de tamales, una tradición arraigada que va más allá de ser simplemente una práctica cultural.
Para muchos, es un momento de compartir con familiares, amigos y colegas, pero ¿por qué precisamente tamales en esta fecha? La respuesta se entrelaza con la fusión de la tradición católica y prehispánica. Según la creencia católica, el Día de la Candelaria marca la presentación de Jesús en el templo, y es la última fecha en que se retira el niño Jesús del pesebre. Por otro lado, en la tradición prehispánica, nuestros antepasados ofrecían maíz como tributo a los dioses, lo que se conecta directamente con la base del tamal, hecho de masa de maíz.
La costumbre de encontrar la figura del Niño Jesús en la rosca de Reyes y comprometerse a ser su padrino también influye en esta festividad. Aquellos que tienen la fortuna de hallar la figurilla asumen la responsabilidad de ofrecer tamales en la celebración del Día de la Candelaria.
Para muchos, como Luis Javier Martínez, la tradición es más práctica que entendida en su totalidad. Según Luis Rojas Hernández, el que obtiene la figurilla se compromete a ofrecer tamales, lo que resalta la importancia cultural y social de este alimento en la festividad.
La tradición de los tamales en la Candelaria también tiene un impacto económico significativo. Personas como Juan Hernández, vendedor de tamales, señalan que la demanda aumenta considerablemente en esta fecha, generando una derrama económica para aquellos que se dedican a la elaboración y venta de este platillo.
Los tamales, con su rica y variada gama de sabores, reflejan la diversidad gastronómica de México. Desde tamales de camarones hasta espinacas o acelgas, la variedad es vasta. Sin embargo, en la Laguna, los tamales tradicionales como los de rojo de puerco, verde de pollo, rajas con queso, frijoles con queso, queso, de dulce, de cuero y de prensado son los más degustados.
En resumen, la celebración de los tamales en el Día de la Candelaria representa un símbolo de la rica historia, diversidad cultural y gastronomía que caracteriza a México. Es una muestra de cómo las antiguas costumbres se entrelazan con las prácticas contemporáneas, creando una identidad única llena de significado y sabor.