Habitantes del sur de la ciudad respiran heces fecales debido al colapso del drenaje.
En la colonia Ampliación Zaragoza Sur, el nauseabundo olor a caño y desechos orgánicos impregna el aire. El pavimento está plagado de hoyos que funcionan como letrinas ante la falta de un sistema de drenaje adecuado. Aguas negras se mezclan con las aguas limpias, creando un ambiente insalubre e indigno para los residentes.
Eduardo García, vecino afectado, denuncia la falta de atención por parte de las autoridades: "Hacen su tiradero en ese terreno baldío, no hacen caso. Hay que ser conscientes de que nadie nos ayuda".
Las promesas incumplidas son una constante para los habitantes. Cansados de las falsas esperanzas, saben que los políticos solo los visitan durante las campañas para prometer mejoras que nunca llegan. La resignación se ha apoderado de ellos, normalizando el hecho de vivir entre excremento y basura.
El alcalde Román Alberto Cepeda se excusa en la falta de presupuesto: "No podemos, ni hay presupuesto. Todo esto es con recurso municipal, lo estamos priorizando: lo pluvial y el drenaje".
Sin embargo, este año se invertirán 280 millones de pesos en el Giro Independencia, una obra que no atiende la demanda social por un nuevo sistema de drenaje. En 2023, el alcalde viajó a Bélgica con recursos públicos para buscar financiamiento, pero a casi 8 meses de la gira, no hay avances concretos.
Roberto López Martínez, otro vecino afectado, lamenta la situación: "Para el drenaje sí tenemos problemas. En tiempo de calor ya tengo aproximadamente como unos dos años con este problema. Te estoy hablando que entra tiempo de calor y se vienen los olores muy fuertes".
Un nuevo drenaje no es una obra vistosa ni genera réditos políticos. Las obras de relumbrón siguen siendo la prioridad, mientras que las necesidades básicas de la población, como un sistema de drenaje digno, son relegadas.
La ciudadanía exige soluciones tangibles y un compromiso real por parte de las autoridades para mejorar sus condiciones de vida. No más promesas vacías, no más heces fecales en las calles. Torreón merece un futuro libre de la pestilencia de la negligencia.