A pesar de que en Torreón se tienen registrados 300 automóviles por cada mil habitantes, es decir, alrededor de 180 mil unidades, el 60 por ciento de la infraestructura pública está diseñada para ellos, aún y cuando son más las personas que para trasladarse de un lugar a otro se movilizan a pie, en bicicleta o en transporte público, lo que trae como consecuencia que corren mayor riesgo de sufrir un accidente en la vía pública, dijo Aldo Valdés, integrante del Consejo Visión Metropolitana.
"Yo creo que sí, es algo estructural, algo que tiene que ver, lo vemos en muchas otras áreas en nuestro país con fijarte y dedicarle recursos a las personas, aunque sean una minoría, que concentran más poder."
Aunque la pirámide de la movilidad establece que el diseño urbano debe priorizar la seguridad de los peatones, ciclistas, transporte público, automóviles particulares y finalmente el transporte de carga, la realidad es que alrededor de los vehículos existe una economía de miles de millones de pesos desde la fabricación y el servicio automotriz, hasta el pago de impuestos.
Además, Aldo Valdés mencionó que en nuestra sociedad, poseer un automóvil es una cuestión aspiracional que surge a raíz de la deficiencia en el transporte público, por lo que es necesario que las autoridades aborden la seguridad de los peatones desde una perspectiva integral que implique inversión, educación vial y reestructuración de los ingresos municipales.
"Todos estos esfuerzos que sí los vemos en La Laguna vienen de la sociedad civil. Rara vez vemos que desde la estructura gubernamental se adoptan estos preceptos nada más porque sí, por tener un enfoque de prevención."
Ejemplo del esfuerzo de las asociaciones han sido programas como Zona 30, donde en algunos sectores se limita la velocidad a 30 kilómetros por hora y Visión Cero, que pretende que no existan muertes de peatones; programas que por cuestiones administrativas o de voluntad política no prosperan.