El pasado 20 de marzo inició la suspensión de clases en las escuelas de nivel básico en Chiapas, por lo tanto, más de un millón y medio de alumnos han tenido que permanecer en sus hogares como protocolo de seguridad para evitar contagios de COVID-19 en menores.
A más de dos meses de confinamiento, los pequeños han comenzado a sentir miedo, ansiedad y frustración, provocado por esta situación. Expertos en psicología piden a los padres y madres de familia, continuar con las actividades escolares programadas, pero alternarlos con actividades de recreación, además, de ser honestos y explicar la situación actual para que sepan que el encierro no se trata de un castigo.