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21 de Abril del 2025
Sociales

Lo que el Papa Francisco vio y denunció en México

Lo que el Papa Francisco vio y denunció en México

La visita apostólica del Papa Francisco a México en 2016 dejó una huella profunda en el país.


Durante seis días, del 12 al 17 de febrero, el pontífice recorrió distintos estados y se pronunció sobre temas que siguen siendo vigentes: migración, exclusión indígena, corrupción, violencia y desigualdad. Su paso por México no solo fue simbólico, sino que se convirtió en un llamado a la conciencia colectiva.


En Ciudad Juárez, una de las ciudades más golpeadas por la violencia y punto clave en la frontera con Estados Unidos, Francisco se solidarizó con los migrantes. "¡No más muerte, ni explotación!", exclamó en una misa multitudinaria, donde denunció la crisis humanitaria provocada por el éxodo de miles de personas.


También visitó el penal CERESO, desde donde criticó los modelos de seguridad centrados en el castigo y el aislamiento. "Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la vida de las personas", expresó.


En Chiapas, una de las regiones más empobrecidas del país, el Papa pidió perdón a los pueblos indígenas por los abusos históricos cometidos en su contra. Reivindicó sus lenguas, su cosmovisión y su respeto por la naturaleza. "¡Perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita", dijo ante miles de fieles indígenas que lo escucharon en sus propias lenguas.


Francisco también se reunió con trabajadores y empresarios en Chihuahua, donde cuestionó un modelo económico que antepone las ganancias al bienestar humano. "Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días", advirtió, al denunciar condiciones laborales injustas y una cultura que descarta a los más débiles.


Ese mismo día, alentó a los jóvenes a no caer en los caminos de la violencia y el narcotráfico, recordando que "Jesús nunca nos invitaría a ser sicarios, sino discípulos".


En Morelia, Michoacán, el pontífice dirigió un mensaje directo a los jóvenes: los animó a mantener la esperanza y a no rendirse frente a la tentación de la violencia. También habló a los sacerdotes y seminaristas sobre el riesgo de caer en la resignación y encerrarse en sus propios espacios, instándolos a estar cerca de la gente y de los problemas reales.


En Ecatepec, Estado de México, el papa Francisco advirtió sobre tres grandes males que aquejan a la sociedad: la riqueza impuesta, la vanidad que busca prestigio y el orgullo que desprecia al otro. Con un tono firme, pidió humildad y cercanía con los más necesitados.


La imagen más poderosa de su viaje ocurrió en la Basílica de Guadalupe, donde oró en silencio ante la Virgen Morena acompañado por cerca de 50 mil personas. Allí, su mensaje final fue una invitación a no perder la esperanza. "Sigan soñando con un país justo, reconciliado y solidario", pidió a todos los mexicanos.


Hoy, tras su muerte, el recuerdo de aquel viaje sigue vivo. Sus palabras y gestos continúan siendo una guía para un país que, como entonces, busca paz, justicia y dignidad para todos.




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