Para las autoridades desapercibidos pasan los niños y niñas que, desde temprana hora del día, comienzan su jornada en el primer cuadro del centro de Tuxtla Gutiérrez, para ofrecer bolsas de 10 pesos con verduras en su mayoría provenientes de municipios indígenas de los altos de Chiapas.
Ellos no son los únicos otros comienzan aparecer al filo del medio día en diversos puntos de la ciudad preferentenmente en las zonas con más tránsito vehicular, algunos limpian parabrisas, otros venden flores, frituras, y otros más se atreven a realizar malabares para ganarse unos pesos.
Actividades que no son consideradas, algunas de ellas, como trabajo infantil para las autoridades, quienes no muestran interés real de hacer valer los derechos humanos de los infantes, impulsan programas que no son más que una llamarada de petate.
En años ni la secretaria del Trabajo, la Fiscalía General del Estado, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, se ha visto que realicen un proyecto serio, concreto y conjunto para poner fin a esta problemática o al menos buscar una solución, aseguran representantes de Asociaciones Civiles.