En la región de Los Altos de Chiapas es más fácil contraer una enfermedad crónica por el consumo de refrescos que a una vida saludable a través del consumo de agua potable.
Y es que, en el estado más pobre del país, se consume el refresco de cola más famoso debido a que es más fácil y barato encontrarlo en cualquier lugar, que una botella con agua pasteurizada.
El Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, describe a Chiapas como el epicentro de la epidemia en México del consumo de bebidas azucaradas ya que los refrescos en la entidad son consumidos cinco veces más que el promedio mundial.
Con base a datos del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR), un chiapaneco bebe 821.25 litros de refresco al año, situación que se relaciona con la alta prevalencia de diabetes mellitus en la región, que en la última década ha sido la principal causa de muerte y a nivel nacional México se ubica en el primer lugar de prevalencia por esta enfermedad en la población entre los 20 y 79 años de edad.
De seguir este consumo refresquero en Chiapas el número de infantes y adultos con sobrepeso y obesidad podría superar la media nacional, considerando que actualmente el 47.1 por ciento a nivel estatal, 19.1 por ciento en la zona rural y en la zona urbana, es de 28 por ciento de niños menores de cinco años ya registran este padecimiento.
De acuerdo con datos del Inegi, en 2014 las familias mexicanas destinaban un 34 por ciento de su gasto a alimentos y bebidas no alcohólicas, dentro de éste, alrededor del 8 por ciento representa el gasto en bebidas como refrescos embotellados, agua y jugos.
Especialistas en economía en Chiapas indican que en promedio los hogares mexicanos consumen en refrescos un 4 por ciento del gasto semanal, lo cual oscila entre los 150 a 250 pesos; tomando en cuenta una familia de tres a cuatro integrantes.
De acuerdo al Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) después del cambio en los precios de las bebidas azucaradas en México a raíz de la implementación del impuesto en 2014 muestra que el aumento de precios de las bebidas carbonatadas (refrescos) fue mayor al monto del impuesto ($1 peso por litro), mientras que para las bebidas azucaradas no carbonatadas (jugos y aguas saborizadas) el aumento fue menor al peso por litro.
El estudio también mostró que los cambios en los precios fueron mayores en los tamaños de bebida más pequeños y que el incremento tuvo variaciones por región, siendo el Sur (la región más pobre del país) dónde se observaron los menores aumentos. Por otro lado, los precios de las bebidas sin impuesto (agua natural embotellada, leche, etc.) no cambiaron después de la implementación del impuesto.
Actualmente, senadores de la República presentaron una propuesta de impuesto con novedades sobre la venta de alimentos chatarra, incluyendo a las bebidas azucaradas.
El impuesto para el refresco pasaría de 1.2 pesos a 5 pesos por litro, lo cual equivale a un aumento del 400 por ciento; mientras que el impuesto a alimentos no básicos, con una densidad calórica de 200 kilocalorías o mayor por cada 100 gramos, tendrían un aumento del 8 por ciento actual a 25 por ciento.