Si el Manchester City finalmente no gana la presente edición de la 'Premier League', en su memoria surgirá nítido, imborrable, el empate y el liderato que entregó este sábado en el City Ground de Nottingham contra el Forest, al que tuvo contra las cuerdas casi todo el duelo, al que dominó durante ochenta y tantos minutos, al que perdonó en un puñado de ocasiones y al que regaló dos puntos de forma increíble.
Ninguno de los 29.365 espectadores habría intuido tal desenlace ni un minuto ni una hora antes. No lo habría imaginado en su base a ningún argumento más que la imprevisibilidad del fútbol. A los accidentes que le ocurren de vez en cuando a los mejores equipos del mundo. No se lo creía ni se lo explicaba Pep Guardiola, que, apenas dos días después de retomar la cima, se cayó de ella. El Arsenal, ganador 2-4 antes, recupera la primera plaza.
Porque en el City Ground de Nottingham, donde no ha ganado nadie en la 'Premier' desde el 16 de septiembre (ha sido invencible ahí el conjunto local en los últimos ocho partidos), el gol, primero, y la victoria del City, después, siempre parecieron una cuestión de tiempo desde el primer segundo del partido. Inexorable. Irrebatible. Menos en el fútbol.
Tras 26 tiros intentados por el Manchester City, seis de ellos a portería, incluida una doble ocasión de Haaland que siempre es gol, menos este sábado, en el minuto surgió el inesperado 1-1 del Nottingham Forest, marcado por Chris Wood, integrado en el campo cinco minutos antes y rematador del pase que le puso Gibbs White para provocar la apoteosis en la grada y la incredulidad en su adversario, consciente de su sonora pifia.
Porque ni siquiera en el fútbol podría haber ocurrido nada diferente de lo que sucedió allá por el minuto 41, con el 0-1 del City, en el asedio y las apabullantes posesiones de balón que manejó el grupo dirigido por Pep Guardiola, que diseñó un equipo ultra-ofensivo, reunidos sobre el terreno De Bruyne, Bernardo Silva, Gundogan, Grealish, Foden y Haaland, todos dentro del once titular que completaron Walker, Ruben Dias, Laporte, Rodri y Ederson.
Cuando alcanzó el 0-1, cuando ya enfilaba el tramo hacia el descanso, el Manchester City había poseido el balón un 85 por ciento (llegó hasta picos del 92 por ciento antes), la mayoría del tiempo en el campo contrario, donde sí es productiva una estadística siempre con matices, y había dado 396 pases por los 68 del Forest, además con una precisión del 91 por ciento por el 54 de su rival, pero, realmente, no había tirado entre los tres palos.
Sí había propuesto una cantidad innumerable de acercamientos. Amagos, centros al área, remates fuera (como el cabezazo de Rodri Hernández que rozó el 0-1 antes), disparos bloqueados (a Grealish o Foden, entre otros, en los primeros momentos duelo, que, de no haber intermediado los defensas, habrían sido más que una ocasión) y una insistencia incontenible con la que arrinconó al Forest, encomendado a una resistencia desesperada liderada por Felipe Monteiro.
Hasta el minuto 41, logró mantener indemne su portería. Hasta entonces, ni siquiera hizo una parada Keylor Navas. Pero la riqueza de recursos del City es ilimitada. Hacía falta mucho más que una buena defensa y alguna esporádica salida al contraataque para contener a un equipo y a unos futbolistas de tal dimensión. No apareció apenas Haaland... Y lo hizo Bernardo Silva, que conectó un zurdazo desde el borde del área que evidenció a Navas.
El tiro fue potente, de primeras, quizá algo sorpresivo, pero su destino fue tan centrado que señaló cierto demérito del portero costarricense, doblegado por el lanzamiento del centrocampista portugués y por el City, que dejó vivo al Forest en el comienzo de la segunda parte, cuando Foden falló en el momento más inapropiado en el regalo que se proponía entregarle a Haaland o cuando Laporte cabeceó contra el cuerpo del guardameta.
Tan superior sobre el césped, no lo era tanto en el marcador en el Manchester City, aún con tan solo un 0-1 a favor, con el riesgo que eso siempre conlleva, sea cual sea el escenario y el adversario. Por mucho que su oponente de este sábado ni siquiera se había aproximado sobre la portería de Ederson, por muchas opciones para el 0-2 visitante, el Forest sobrevivió y resurgió, con el 1-1 de Chris Wood. Un batacazo para el City, de nuevo sin el liderato.
Iñaki Dufour / EFE