El ejido Copoya, ubicado a 8.9 kilómetros del centro de Tuxtla Gutiérrez y que forma parte del mismo municipio, aún preserva viejas tradiciones que difícilmente se ven en colonias de la capital del estado.
Durante todo el año, las celebraciones que más caracterizan a este ejido son la de Las Vírgenes de Copoya, una de ellas, próxima a festejarse el 30 de enero, sin embargo, durante el fin de año también existen rituales que la propia población ha implementado de manera independiente y otros heredados de generación en generación.
La señora Flor Pérez Jiménez, mujer zoque, originaria de este ejido y quien encabeza al principal grupo de danzadores de Copoya, comparte que uno de los rituales de fin de año que su familia realiza es el encender una vela por cada integrante de la familia, colocarlo frente a su altar y dar gracias por las bendiciones recibidas en el año que termina y pedir por el año que está por comenzar.
Asimismo, en este municipio es tradición la elaboración de tamales de bola, los cuales se degusta especialmente en las fiestas de fin de año.
Aunque Copoya, forma parte de la capital del estado, la ciudad más urbanizada de la entidad, al ser un ejido aún conserva y arraiga las tradiciones zoques en su totalidad, tanto en comidas, vestuario, festividades, cosmovisiones, entre otros.