El Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional desplegaron un operativo de carretera en el estado de Chiapas para detener una caravana de cientos de migrantes que partió desde la frontera sur.
En el tramo carretero entre Villa Comaltitlán y Huixtla, cuatro venezolanos se entregaron a las autoridades migratorias. Los oficiales, en un despliegue que incluyó siete unidades del INM y dos de la GN, les prometieron ayuda. Los agentes están encargados de vigilar el avance de los migrantes, quienes buscan continuar su travesía a pesar de las dificultades.
La caravana, compuesta por migrantes de Cuba, Centroamérica y Venezuela, partió el viernes desde la frontera y descansó en el domo de Huixtla, a unos 40 kilómetros de Tapachula. Esta ciudad es uno de los puntos clave en la ruta migratoria hacia el norte del país.
Gaby, una migrante hondureña, declaró a EFE que los agentes intentaron convencerlos de ir a Huixtla de manera "prepotente", pero los migrantes se negaron y decidieron seguir caminando. Según Gaby, el trato de las autoridades no ha sido el mejor, y sienten que en lugar de ayudarlos, los están devolviendo a Tapachula, afectando a muchas familias.
Un migrante cubano, que prefirió no revelar su nombre por temor a represalias, afirmó que los agentes del INM ya los habían engañado una vez con la promesa de llevarlos a otras ciudades, pero en realidad los retuvieron. El migrante expresó su desconfianza hacia las autoridades y su deseo de continuar adelante.
Juan, otro migrante de Honduras, acusó al INM de intentar detener la caravana, pero aseguró que seguirán adelante en cuanto puedan. En sus palabras, todos los migrantes están unidos y decididos a continuar su viaje juntos. Hizo un llamado a las autoridades para que los apoyen en lugar de obstaculizar su avance.