Ante la baja afluencia turística que se ha registrado derivado del COVID-19 en la Selva Lacandona, las más de mil 465 familias que dependen de este sector han tenido que recurrir a la siembra para poder subsistir, al grado que han tenido que derribar árboles para sembrar, informó Elías Chan Bor Yuk, presidente de la cooperativa Jaguar Ojo Anudado II.
"Sí estamos bien afectados, como nosotros nos dedicados a la conservación, algunos compañeros tuvieron que derribar árboles, porque no tenían milpas uno tiene que entrar a tumbar, hay como unas 400 hectáreas de selva que va a quedar derribada este año porque tú sabes la hambruna te exige pues".
El 80 por ciento de los lacandones vive del turismo, sin embargo, con las cancelaciones de visitas por el COVID-19, han tenido que usar las tierras de la reserva Montes Azules para la siembra de frijol, maíz, yuca, calabaza, cacahuate, chigua, y regresaron a la pesca para poder sobrevivir.
Para octubre esperan cosechar estas más de 400 hectáreas que solo servirán para autoconsumo. Se trata de un área de trabajo que no afecta al polígono en conservación de la Lacandona, sin embargo, de continuar la cuarentena por el COVID-19 no descartan que sigan derribando más árboles de este último pulmón de Latinoamérica.
Refirieron que ya no cuentan con recursos económicos para adquirir alimentos desde hace más de un mes que se suspendieron las actividades turísticas por la contingencia sanitaria.