La construcción masiva de vivienda desarrollado en México desde el año 2000 ha sido un éxito en términos económicos para empresas inmobiliarias y fondos públicos, pero un fracaso en el ámbito social.
Las condiciones de la población que ha adquirido un crédito hipotecario se han mermado.
"Es muy difícil la situación de hacerse de una vivienda porque necesita uno de muchos recursos y trabajar bastante."
El mercado hipotecario ha sido totalmente lucrativo para los fondos públicos, pero ha empeorado las condiciones de las familias e incidido en su calidad de vida, porque varias viven en las periferias, en zonas mal ubicadas, lejanas, donde no hay escuelas, centros de salud, equipamiento, abastecimiento de agua, buen drenaje o transporte, lo cual propicia gran cantidad de inmuebles abandonados.
"Muy pequeñas y muy lejos, sería más aceptable que aquí cerca lo hicieran las casas de interés social."
El mercado hipotecario en es altamente lucrativo.
Por ejemplo las tasas de interés en el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda (Infonavit) que son bajas llegan a un costo anual mínimo de 3.1 por ciento y 10.9 en los bancos más del triple.
Quien desea hacerse de una vivienda que no esté en la periferia de la ciudas debe de hacerse a veces de dos créditos hipotecarios para o tenerla.
"Una vivienda de dos recamaritas de una planta andan en el mercado en este momento en alrededor de 800 mil pesos en una zona completamente urbanizada, una de una mayor calidad que tiene una recámara adicional en dos niveles andan sobre un millón 200".
El artículo 4 de la Constitución establece que todo mexicano tiene derecho a una vivienda digna y decorosa, pero se incumple.
Sin embargo, es la población trabajadora, con ingresos equivalentes a dos o tres salarios mínimos, quién puede tener acceso a una vivienda.
Hay una idealización de la vivienda propia y se realiza cualquier esfuerzo para adquirirla, sin embargo, al paso del tiempo los créditos se vuelven impagables.
La construcción masiva de vivienda desarrollado en México desde el año 2000 ha sido un éxito en términos económicos para empresas inmobiliarias y fondos públicos, pero un fracaso en el ámbito social.
Las condiciones de la población que ha adquirido un crédito hipotecario se han mermado.
"Es muy difícil la situación de hacerse de una vivienda porque necesita uno de muchos recursos y trabajar bastante."
El mercado hipotecario ha sido totalmente lucrativo para los fondos públicos, pero ha empeorado las condiciones de las familias e incidido en su calidad de vida, porque varias viven en las periferias, en zonas mal ubicadas, lejanas, donde no hay escuelas, centros de salud, equipamiento, abastecimiento de agua, buen drenaje o transporte, lo cual propicia gran cantidad de inmuebles abandonados.
"Muy pequeñas y muy lejos, sería más aceptable que aquí cerca lo hicieran las casas de interés social."
El mercado hipotecario en es altamente lucrativo.
Por ejemplo las tasas de interés en el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda (Infonavit) que son bajas llegan a un costo anual mínimo de 3.1 por ciento y 10.9 en los bancos más del triple.
Quien desea hacerse de una vivienda que no esté en la periferia de la ciudas debe de hacerse a veces de dos créditos hipotecarios para o tenerla.
"Una vivienda de dos recamaritas de una planta andan en el mercado en este momento en alrededor de 800 mil pesos en una zona completamente urbanizada, una de una mayor calidad que tiene una recámara adicional en dos niveles andan sobre un millón 200".
El artículo 4 de la Constitución establece que todo mexicano tiene derecho a una vivienda digna y decorosa, pero se incumple.
Sin embargo, es la población trabajadora, con ingresos equivalentes a dos o tres salarios mínimos, quién puede tener acceso a una vivienda.
Hay una idealización de la vivienda propia y se realiza cualquier esfuerzo para adquirirla, sin embargo, al paso del tiempo los créditos se vuelven impagables.
Con base en la última encuesta del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en Chiapas radican alrededor de 5.3 millones de personas, mismas que están distribuidas en un millón 239 mil 007 hogares familiares y no familiares, mientras que el padrón de viviendas particulares oscila en más de un millón.