Migrantes que salen de Venezuela, El Salvador, Colombia, Honduras, Guatemala, Nicaragua, por citar algunos países donde la violencia, la pobreza o la inseguridad impera, venden todos sus bienes, para buscar el sueño americano.
"Aquí hay prácticamente familias que han vendido su nevera, televisor, motocicleta, el trabajo de su país para recoger cierta cantidad de dinero para poder venir y hacer este viaje largo, mucha gente que viene viajando desde Venezuela cruzando la selva de Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras".
La mayoría de estos migrantes salieron de sus países y dejaron a su familia a la espera de que consigan más dinero al llegar a Estados Unidos y puedan emprender el camino a la misma dirección de cumplir el sueño americano. Dejaron atrás a sus hijos y esposas, los que son solteros a sus madres o padres, pero su llegada a Chiapas retrasó su paso.
Desde que llegaron a Tapachula esperaban una cita en la Comar, pero al no haber respuesta iniciaron una caravana por la carretera costera, se encontraron a la Guardia Nacional, que los subió a camionetas y viajaron 372 kilómetros, casi cinco horas hacia Tuxtla Gutiérrez y fueron privados de su libertad por cinco días.
Escaparon de su retención, rompieron cadenas de las instalaciones provisionales en las que fueron puestos bajo custodia en el lugar conocido como La Mosca, en Chiapa de Corzo, y viajaron caminando a la capital chiapaneca, para apostarse en la estación "El Cupapé", de la capital de Chiapas, en donde llevan 16 días a la espera de una cita para obtener la visa humanitaria.
Y así, es como quedaron varados en las inmediaciones del libramiento norte, donde no ven la fecha de su atención, para seguir su camino a los Estados Unidos.