Con un gol de Bennacer, el Milan consiguió reducir a un Nápoles (1-0) que comenzó intratable y acaricia unas semifinales que tendrá que sellar en el Diego Armando Maradona ante la revelación europea, en una eliminatoria que todavía sigue abierta.
La Liga de Campeones es la máxima expresión de lo que es el fútbol. Llegados a estas alturas de la competición, lo momentos de dominio que no se aprovechan se pueden acabar pagando caro. El Nápoles lo vivió en sus carnes en el que fue su estreno en unos cuartos de final. Pasó de un inicio arrollador a acabar necesitando el descanso con urgencia y a terminar con un jugador menos.
Saltó el Nápoles fresco, sin temores, sin presión. Fue un torbellino -contra un equipo que le endosó un 0-4 en su casa hace apenas dos semanas-, con varias ocasiones, amedrentando al Milan en la 'Scala' del fútbol, un San Siro que enmudeció en los primeros minutos y que se sintió inferior.
Fue tan potente el inicio de los 'azzurri' que Kvaratskhelia tuvo la más clara para los suyos cuando no se había cumplido el minuto de partido. Superado Maignan por un centro lateral mal defendido por la zaga milanista, el balón llegó plácidamente a los pies del georgiano, que definió con la zurda pero que se encontró bajo palos a un Krunic salvador.
Fue el primero de los avisos de un equipo que salió a comerse el partido, a tumba abierta, como si no hubiese unas semifinales en juego, presionando al hombre y complicando la salida de balón de un Milan incapaz, atenazado por el nivel y la intensidad del rival. Anguissa y Zielinski probaron suerte desde la distancia, con sendos disparos obligando a intervenir a Maignan.
El dominio de los de Spalletti era incontestable, pero al técnico se le veía nervioso en el banquillo, consciente de que había dejado pasar la oportunidad de ponerse por delante, sabedor de que en cualquier momento el Milan podía despertar. Y lo hizo. Rafael Leao se convirtió en el agitador del partido a la media hora con una jugada marca de la casa, una arrancada imparable desde el centro del campo que terminó en el área con un disparo demasiado cruzado.
La oportunidad conectó a San Siro y a sus compañeros, que empezaron a carburar. Poco a poco, el inicio amenazante del Nápoles pareció ir quedando muy lejano, hasta que Brahim se encargó de que se olvidara por completo gracias a su calidad, esta vez con un regate con el que dejó plantados a Lobotka y Mario Rui en el centro del campo, iniciando un contragolpe que dirigió hasta el borde del área, cediendo a un Leao que cruzó el balón desde el perfil diestro encontrando a Bennacer, acompañante perfecto en este tipo de jugadas, indetectable desde la segunda línea.
No falló el argelino la ocasión y fusiló a Meret para abrir el marcador.
El tanto noqueó al Nápoles a falta de cinco minutos para el descanso y el Milan tomó el mando. El Nápoles agachó la cabeza y esperó con ansia el descanso, no sin antes ver como Kjaer estrellaba su testarazo en el larguero, en lo que pudo ser el 2-0 de un partido que comenzó en una dirección y que al descanso se dirigía en la contraria.
Intentó reconducir el conjunto napolitano con otro inicio intenso en el segundo acto, pero el Milan salió preparado, con confianza, crecido en su fortín, dispuesto a amarrar un resultado clave para poder estar en semifinales. Y lo hizo frustrando a la mayor amenaza partenopea, un 'Kvara' que se vio superado por la zaga, que echó de menos a Osimhen y al que todavía le falta una noche consagratoria en Europa.
El partido no mantuvo el nivel frenético del inicio, casi sin ocasiones, convertido en una batalla en el centro del campo por el dominio que acabó desequilibrando Theo Hernández con su velocidad y desborde, provocando dos faltas que costaron la doble amarilla a Anguissa. La superioridad numérica desequilibró la balanza en favor de un Milan que, so sí, necesitó de una intervención estelar de Maignan para mantener el resultado.
Los 'rossoneri' volvieron a tumbar a la revelación europea, aunque esta vez la recompensa es mucho mayor. Las semifinales están más cerca para un sólido Milan que defenderá un resultado más que favorable en el Maradona ante un Nápoles que, aunque con las bajas de Min-Jae, amonestado, y de Anguissa -y la duda de Osimhen-, todavía tiene opciones de alargar el sueño que vive esta temporada.
Tomás Frutos // EFE