Considerar a la minería sinónimo de desarrollo es irrisorio, y se deben tomar en cuenta sus implicaciones negativas, al ser una actividad incompatible con la sustentabilidad ambiental, aseguró el investigador, Sol Pérez Jiménez.
Por esta industria hay tala excesiva de vegetación, pérdida de biodiversidad y perturbación del entorno, que van en detrimento del ambiente; en términos sociales, se persigue y criminaliza a dirigentes y defensores ambientales, hay desplazamiento forzoso de comunidades y aumenta la desigualdad y violencia, subrayó.
"La minería extractiva a gran escala se está centrando en extraer la mayor cantidad de recursos minerales en la menor cantidad de tiempo, para que sea más rentable a costa de todas estas implicaciones ambientales."
En Chiapas la oposición a estos proyectos se ha dado principalmente en los municipios de Escuintla, Acacoyagua y Chicomuselo, donde las mineras han abandonado proyectos de exploración o extracción.
En la entidad existen 111 concesiones para extracción de oro, plata, titanio y barita, entre otros minerales, pero todos estos proyectos están llenos de opacidad, anomalías y falta de información a las comunidades. De acuerdo a la Organización Civil Otros Mundos, integrantes de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema)
De acuerdo al Frente Popular 20 de junio, ejidos, bienes comunales y campesinos están firmes en no permitir la explotación minera ya que sólo en Acacoyagua existen 13 concesiones que abarcan más de 36 mil hectáreas y en Escuintla ocho, las cuales afectarían las aguas, del río Cintalapa, en el ejido La Libertad, destruyeron el ambiente con la mina Cristina.
Cabe hacer mención que, en Chiapas, más de un millón 125 mil hectáreas están concesionadas para la explotación minera en el estado. De acuerdo con documentos oficiales del Servicio Geológico Mexicano (SGM).