Aunque en México existe una arraigada cultura para venerar a la muerte y rendir homenaje a los seres que se han adelantado en el camino, hablar del duelo por la pérdida de un ser amado, es prácticamente un tabú que cada integrante de la familia se reserva para ellos mismos, pero que no es lo más recomendable para su salud.
Pero, el no hablar de estos procesos, traen consigo enfermedades tanto a la salud física como a la mental y esto impacta aún más a menores que han enfrentado una pérdida importante, pues a futuro podrían padecer ansiedad, depresión, trastorno de la conducta, entre otros.
"Lo que no se expresa, se somatiza, si el corazón no llora otro órgano lo hace por él? depresión, suicidio, abuso de sustancias, promiscuidad, actos delincuenciales es tener una pérdida afectiva en la infancia".