La señora Rosa Herma Maza Aguilar, es una madre de familia de clase baja que ha sacado adelante a sus hijos trabajando de manera honrada todos los días, durante todo el día.
Doña Rosa, mejor conocida por sus clientes como "Rosy tamales", heredó la pasión y gusto de la cocina por su mamá, quien siempre la enseñó a salir adelante y no depender económicamente de nadie.
Todos los días se levanta a las seis de la mañana, realiza sus compras en el mercado, regresa a su casa y comienza la preparación de tamales típicos chiapanecos.
"Yo me levanto a las seis de la mañana, me voy a comprar al mercado, vengo a preparar el mole, porque el mole sí es todo del día, empiezo a las 10 de la mañana y termino a las tres de la tarde de preparar todo, a las 5, 5:30 nos vamos a vender al parque de la marimba de lunes a domingo, todo el día, toda la semana me dedico a esto".
La pandemia del COVID-19 mantuvo a doña Rosy dos meses sin actividades, lo que repercutió considerablemente a su economía, pero a pesar de que aún continúa la pandemia y el miedo por un posible contagio debe salir a las calles para ofrecer este alimento.
Los tamales son esenciales para colocarlos de ofrenda en el altar de día de muertos, ya que la tradición señala que se lleva a la mesa lo que a los difuntos les gustaba comer, para que al bajar a la tierra de los vivos puedan disfrutar de sus platillos favoritos.
Tamalitos de bola, chipilín, mole, Cambray, picte, hierba santa y Toro Pinto son los más solicitados por las familias chiapanecas, especialmente en las festividades de Día de Muertos y el Día de la Candelaria.
Doña Mary sin importar la pandemia sale todos los días en su triciclo y los vende sobre la octava poniente y primera norte (contra esquina del Parque de la Marimba).