Iniciar una nueva etapa en cualquiera de los ámbitos, no siempre es fácil y menos para las y los pequeños que por primera vez acuden a una escuela.
Entre nervios, gritos, llantos, prisas, pero algunos más con mucho entusiasmo, es como estudiantes del Jardín de Niños Delfina Rincón, de entre tres, cuatro y cinco años acuden por primera vez a recibir clases y así iniciar el largo trayecto de su vida escolar.
En esta escuela en particular, docentes decidieron convocar a padres y madres de familia para que en conjunto con las y los estudiantes realizaran las actividades del primer día y así los pequeños tengan mayor confianza.
Pese a que padres y maestros idean estrategias para hacer sentir más seguros a los menores, la realidad es que los llantos se prolongan hasta por dos semanas, tiempo promedio en que logran adaptarse y comienzan a convivir plenamente con sus maestras y compañeros.