Con la entonación de las mañanitas una a una ingresan las peregrinaciones al recinto de la Virgen de Guadalupe en la capital Chipaneca.
Creyentes de la Morenita del Tepeyac acuden a dar gracias por los favores recibidos y cumplir su manda.
Las muestras de fe se inculcan de generación en generación, de padres a hijos.
Con agua bendita reciben a peregrinos quienes ingresan con hijos en brazos, algunos acompañados del mariachi otros del tambor y el carrizo, pero todos al unísono entonan la Guadalupana.
Cientos de flores hacen bajo el altar como las que cortó Juan Diego en la colina del Tepeyac mismas que
colocó en su "tilma" para presentaralas al Obispo.
Estando frente al Prelado, el ahora Santo abrió su "tilma" y dejó caer las flores. En el tejido apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe y el Obispo y demás presentes cayeron de rodillas con gran asombro pidiendo perdón.
Perdón que hoy piden los católicos al acudir al recinto Mariano donde se dan un sin número de muestras de fé.