Las mujeres, en algún momento de su vida, han recibido un piropo, algo que está desapareciendo.
Una inofensiva expresión qué hoy es una de las muchas manifestaciones de acoso callejero y que, en el contexto mexicano, era visto como una cuestión de galantería.
Sin embargo, el 24 de enero de 2018, el Congreso del Estado de Chiapas adiciona el artículo 238 BIS al Código Penal del Estado de Chiapas para tipificar el acoso sexual en los espacios públicos, convirtiéndose así en uno de los pocos Estados que penalizan dicha conducta.
La tipificación del acoso sexual tiene sus antecedentes desde el año 2014 cuando diversas Organizaciones Defensoras de los Derechos de las Mujeres, Activistas, Colectivas Feministas, entre otras decidieron alzar la voz contra la violencia naturalizada en los espacios públicos.
Piropos halagadores, ofensivos, ingeniosos, bromistas son cosa del pasado toda vez que, a pesar de tener su lado divertido, nunca deja de ser acoso ni agresión para quien lo recibe.
Según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) el segundo ámbito donde mayor violencia sufre la mujer es el ámbito comunitario, en espacios como la calle, el parque y el transporte, donde han sido víctimas de actos de violencia por parte de desconocidos.