Aunque han existido avances en paridad de género en todos los ámbitos -entre ellos, los sindicatos-, esto aún deja mucho que desear, pues en México hasta 2018, alrededor de 8.67 por ciento de los sindicatos tenían al frente como líder a una mujer.
Aunque con la Reforma Laboral de 2019 se estableció la obligación de contar con una representación proporcional en equidad de género en las mesas directivas de los sindicatos, lo que ha incrementado su participación, pero sigue siendo menos del 30 por ciento.
"Sólo 2675 secretarías generales de sindicatos estaban encabezados por una mujer, en 2021 al menos 417 sindicatos registrados eran por una mujer, lo que representa 20 por ciento, obviamente no estamos donde queremos".
En Chiapas, los sindicatos que concentran mayor número de trabajadores (sección 50 de salud y sección 7 y 40 de educación) actualmente están dirigidos por hombres y aunque el Sindicato de Salud estuvo presidido por una mujer de 2018 a 2022, hoy en día, quien lo dirige lo hizo desde el 2008 al 2018 y lo hará nuevamente hasta 2026.
"Les pido de favor que si vienen los compañeros los traten con respeto".
La Secretaria del Trabajo en México, señala que son varios factores que contribuyen a esta disparidad. Uno de los obstáculos principales es la realización de asambleas sindicales fuera del horario laboral.
Esto dificulta la participación activa de las mujeres, ya que muchas de ellas continúan enfrentando el peso de la cultura tradicional que les asigna la responsabilidad del cuidado del hogar y de los hijos.
"De la población económicamente activa en condición asalariado o subordinada más de 11 millones de hombres sí están inscritos, mientras que más de 7 millones de mujeres".
Superar esta barrera requiere no solo la voluntad de las mujeres, sino también acciones concretas por parte de los sindicatos para promover una agenda de igualdad sustantiva.
"Eso habla de otras imposibilidades a acceder al cuidado de niños en guarderías, a través del derecho de seguridad social".
Incluso, esto dificulta la posibilidad de un mejor puesto laboral y como consecuencia, de mejores percepciones ecnómicas.