Robertoni Gómez, hijo de padres campesinos desde muy pequeño se interesó en las artes.
Hoy, cuenta historias a través de sus obras.
Cuando Robertoni era pequeño, ayudaba a sus padres en el campo, en donde comenzó a descubrir su verdadera vocación.
"Soy originario de Villaflores, allá en mi niñez, Villaflores es un gran productor de maíz y mis papás se dedicaban a producir y se araba la tierra y aparecían figuras de barro, me impresionaban esas figuras".
Estudió de manera profesional Artes Plásticas, pero fue la cerámica, lo que atrapó su interés.
Al egresar de la carrera en 1982 dio inicio de manera formal su trayectoria profesional, que hasta hoy en día le ha generado muchas satisfacciones, pues a más de 40 años, aún sigue activo en el medio, creando muevas obras y compartiendo su taller para enseñar a nuevas generaciones.
"Hemos dado curso en las empresas para desestresarse un poco, el barro es un material que desestresa? es el material primigenio, de ahí somos, parece mágico o religioso, pero somos de barro".
Producir cada obra para él es sinónimo de paz y de tranquilidad.
"Es una sensación muy placentera, se le llama de alguna manera, los artistas producirnos endorfinas cuando producimos una obra de arte".
"Todo se mueve y cambia en el universo", "Tierra que Arde", "Universidad y el Pueblo", "El Hombre de Maíz", "Madre Tierra" y "Voces vivas" ?que representa la Matanza de Actela-, son tan sólo algunas de sus obras, dentro de las más conocidas, pero también polémicas.
"El hombre de maíz, lo han desplazado, ha sido una escultura desplazada, lo han quitado tres veces, la última vez la quitaron y pusieron una escultura, eran dos bueyes arrastrando el arado y lo llevaba un gobernador".
Sin embargo, Robertoni, junto a su hijo han luchado porque sus obras puedan estar al alcance de la población.
"El hombre de maíz viene por el Popul Vuh, Villaflores gran productor de maíz, se sigue produciendo, pero no como el siglo pasado, por eso puse ahí el hombre de maíz".
Su trayectoria ha tenido claroscuros, pues, aunque reconoce que la sociedad sí muestra su interés por las obras que realiza, son las autoridades quienes no siempre reconocen su trabajo.
Y aunque vivir del arte no siempre es fácil sí es satisfactorio, por ello, trata de siempre estar proponiendo nuevos proyectos.
"Los políticos y gobernantes están metidos en otros asuntos, la cultura sí les puede interesar, pero si uno no les propone nada, es difícil que ellos creen algo".
La creatividad y el talento para la escultura, fue heredado por su hijo Robertoni, quien hoy en día, crea sus propias esculturas y realiza grandes obras en conjunto con su padre.
"Mi papá me puso a prueba, y vio que tenía aptitudes, no sé si está en los genes".
Ambos, hacen un llamado a las nuevas generaciones a prepararse, practicar, proponer y trabajar arduamente para ganarse un lugar en el arte chiapaneco, contando historias de lo que ocurre y trasciende en nuestro entorno.