Terrorismo aumenta: Muertes y secuelas psicológicas persisten
La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 21 de agosto como el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, con el propósito de rendir homenaje y brindar apoyo a las víctimas y sobrevivientes del terrorismo, así como de promover y garantizar el pleno goce de sus derechos humanos y libertades fundamentales.
El terrorismo se define como la intimidación o coerción de poblaciones o gobiernos mediante el uso de la amenaza o la violencia, lo que puede resultar en muertes, lesiones graves o la toma de rehenes. Es crucial prevenir estos actos, así como frenar la financiación, el movimiento y las actividades de las redes terroristas, con el objetivo de evitar futuras violaciones de derechos humanos. El terrorismo se caracteriza por cinco aspectos principales: es premeditado y busca generar un clima de terror; se dirige a un público o objetivo más amplio que las víctimas inmediatas; involucra ataques a objetivos simbólicos y seleccionados al azar, incluyendo civiles; los actos de violencia son considerados por la sociedad donde ocurren como violaciones de las normas sociales, creando una sensación de descontrol; y se emplea para intentar influir en el proceso político.
Las muertes causadas por el terrorismo han aumentado un 22% en el último año a nivel mundial, alcanzando un total de 8,352, el nivel más alto desde 2017, según un informe del Instituto para la Economía y la Paz (IEP). En su Índice Global de Terrorismo 2024 (GTI), el think tank destaca que, aunque el número de atentados ha disminuido un 22% (hasta 3,350), estos han sido más letales, lo que demuestra que el terrorismo sigue siendo una amenaza global.
Las secuelas para los sobrevivientes pueden manifestarse en una alteración permanente de la personalidad. Esto implica la aparición de nuevos rasgos de carácter, como la depresión o dolencias de la psique como fobias, obsesiones, compulsiones y ansiedad, que son estables, inadaptativos y persisten durante al menos dos años. Estos cambios conducen a un deterioro de las relaciones interpersonales y una disminución del rendimiento en el trabajo.
El IEP señala que el terrorismo no es la forma más letal de violencia a nivel mundial, ya que los conflictos armados causan nueve veces más muertes, los homicidios superan al terrorismo en más de 45 veces, y los suicidios lo hacen en 72 veces. Sin embargo, el terrorismo tiene un impacto psicológico y social especialmente perturbador, ya que busca traumatizar a la sociedad en su conjunto más que al individuo.
Steve Killelea, fundador y presidente ejecutivo del IEP, explicó que los últimos doce meses han registrado la mayor cantidad de vidas perdidas debido al terrorismo desde 2017. Los conflictos siguen siendo el principal motor del terrorismo, pero la mayoría de las guerras del siglo XXI han resultado imposibles de ganar y extremadamente costosas. Killelea enfatizó la necesidad de evitar que las tensiones políticas y los conflictos menores actuales se agraven, y que los conflictos en curso se resuelvan; de lo contrario, es probable que el terrorismo aumente.
Uno de los ataques terroristas más impactantes en la historia fue el del 11 de septiembre de 2001, cuando diecinueve terroristas secuestraron cuatro aviones comerciales. Dos de ellos se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, causando la muerte de cerca de 3,000 personas. Cientos más fallecieron en los años posteriores debido a enfermedades derivadas de los miles de escombros tóxicos resultantes de la caída de las torres. Un tercer avión fue dirigido contra el Pentágono en Washington, D.C., mientras que un cuarto se estrelló en Pennsylvania.