En la actualidad, los teléfonos celulares se han convertido en una extensión de nuestras vidas, facilitando la comunicación, acceso a la información y el entretenimiento.
Sin embargo, su uso también ha generado un fenómeno preocupante, la tendencia a evadir situaciones de riesgo, es decir priorizar la grabación de eventos en lugar de intervenir.
Este comportamiento, conocido como "espectador pasivo digital", tiene implicaciones significativas tanto en la seguridad pública, salud mental e incluso la vida de las personas involucradas.
El caso más reciente el del joven Rodrigo Rodríguez originario de Catemaco Veracruz, quien debido a la crecida de un arroyo perdió la vida al ser arrastrado por la corriente, y aunque por lo menos había una decena de personas documentando el hecho en video, nadie hizo algo por ayudarle a salvar su vida.
Esta tendencia puede atribuirse a varios factores, como el miedo a las repercusiones legales, la inseguridad personal o la creencia de que "alguien más" se encargará de intervenir en la situación ya que el 70 por ciento de los testigos en situaciones de emergencia prefieren documentar el hecho antes de actuar
La grabación de eventos peligrosos puede convertirse en una forma de desensibilización, aunque en hechos de violencia, debido a las pocas garantías de seguridad que existen en México es muy complicado que los testigos puedan intervenir ya que se podría exponer incluso la vida.
El 40 por ciento de los testigos en actos de violencia en espacios públicos no ofrecen ayuda, el 10% de personas que intervienen resultan con daños colaterales, incluso perder la vida.
En situaciones donde la intervención podría salvar vidas, la pasividad y el afán de documentar un hecho para tener reacciones en redes sociales puede tener consecuencias fatales.