La responsabilidad en situaciones donde menores de edad cometen actos imprudenciales que resultan en daños a otras personas, es un tema complejo que involucra aspectos jurídicos como psicológicos. Lamentablemente, en algunas ocasiones estos hechos terminan en tragedias que lamentar
Uno de los casos más sonados en el estado de Veracruz, fue la muerte del pequeño Samuel en el municipio de la Perla, menor que edad quien ganar una partida de videojuegos le costó muy caro, ya que su compañero al enojarse con dicha acción disparó con un arma de fuego hasta acabar con su vida.
El agresor junto con sus padres abandonaron el lugar después del crimen. Sin embargo tiempo después la Fiscal General Verónica Hernández reconoció que el agresor se cataloga como inimputable es decir que no es responsable penalmente por el delito, en México y en la mayoría de los países, los niños menores de 12 años son inimputables, lo que significa que no pueden ser juzgados ni condenados. No obstante los padres del victimario fueron investigados por omisión de cuidados, negligencia parental y responsabilidad civil.
Una tragedia más reciente se registró el 17 de marzo en playa Chachalacas del municipio de Úrsulo Galván donde una joven de 13 años conducía una cuatrimoto por lo que debido al exceso de velocidad y la falta de pericia terminó con la vida de una mujer de 31 años que se encontraba descansando en la arena tras pasarle por encima con la unidad.
Los siniestros causadas por menores de edad no son solo accidentes fortuitos, sino el reflejo de una sociedad que en muchas ocasiones, falla en su deber de supervisión y educación. Cada vez que un niño o adolescente comete un acto imprudente o doloso la pregunta es inevitable: ¿Quién debió haber prevenido este desastre?