La propina es un tema que ha generado mucha controversia en los últimos años. En México, esta gratificación no es un pago obligatorio, pero sí una práctica común en la mayoría de los sectores de servicios. Especialmente en restaurantes, bares y cafeterías. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 60 por ciento de los meseros que ejercen esta labor en nuestro país lo hacen en el marco de la informalidad, por lo que la propina representa el 50 por ciento de su sueldo.
En las últimas semanas se volvió viral en redes sociales el testimonio de un mesero originario del estado de Nayarit quien expuso su molestia en video al no recibir el monto de propina deseado, argumentando que debería ser un servicio incluido en la cuenta del comensal. "Si tienen el dinero para pagar una cuenta de estas, tienen para dar propina, así son de codos la gente, esto no debe estar sucediendo amigos, la propina debe ser justa, la propina debe ser obligatoria".
Sin embargo, la percepción de lo justo varía según clientes al contemplar un porcentaje del 10, 12, o 15 por ciento de su consumo ya que de acuerdo con la Camara Nacional de la Industria de Restaurantes y alimentos condimentados (CANIRAC), Los sueldos en el área gastronómica son competitivos y la propina es un buen complemento para mejorar los ingresos, pero que se debe supervisar que esta dádiva no sea un condicionante para brindar calidad y servicio.
Aunque no exista una ley para la imposición de propinas la Procuraduría Federal del Consumidor tiene la facultad para aplicar sanciones a los negocios que exijan este pago, con multas que van desde los 2 mil pesos hasta el cierre temporal de los negocios. Y mientras que la propina sigue siendo voluntaria en México, la dependencia de los trabajadores hacia ella también evidencia la necesidad de un análisis más profundo sobre los salarios y condiciones en el sector restaurantero pero también el derecho de los consumidores.